La Comisión se plantea suspender todas las ampliaciones futuras de la Unión Europea
La ampliación de la Unión Europea parece estar tocando a su fin, al menos mientras no se cambie la estructura institucional y presupuestaria del club. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, anunció ayer que su organismo realizará antes de diciembre un estudio sobre la capacidad de absorción de que disponen todavía los 25.
Las conclusiones, si como se espera, apuntan a que se ha alcanzado el punto de saturación, pueden poner en peligro la adhesión de países balcánicos como Croacia o Bosnia-Herzegovina y, por supuesto, la de Turquía. Rumanía y Bulgaria, en cambio, parecen a salvo de este frenazo, porque la Unión sólo puede aplazar un año su compromiso de abrirles la puerta el próximo 1 de enero.
Bruselas se había resistido hasta ahora a definir por escrito un concepto tan abstracto como la capacidad de absorción. Ese requisito ya aparecía entre los criterios establecidos en 1994 por la UE para decidir las futuras ampliaciones, pero no se le había prestado atención hasta que llegó el momento de abrir negociaciones con Turquía. La presión para analizar a priori el impacto interno de las futuras ampliaciones ha ido en aumento tras el ingreso en 2004 de 10 países a la vez. Y la victoria el año pasado del 'no' a la constitución en los referendos de Francia y Holanda se interpretó, en gran parte, como un castigo por haber incorporado a unos países cuyos ingresos per cápita no llegan al 40% de la media comunitaria.
Barroso enmarca su análisis, precisamente, en la contribución de la Comisión al 'periodo de reflexión' que los 25 se concedieron tras el descarrilamiento del proyecto constitucional. El periodo expira el próximo mes y el Consejo Europeo debe decidir entonces si se prorroga la pausa o se recupera un texto ratificado ya por 15 países.
El documento de Barroso constata que, por ahora, no existe el consenso necesario para retomar el proyecto constitucional y se limita a proponer que los líderes europeos suscriban el año que viene 'una declaración solemne de compromiso con la Unión'. 'Así ya no podrán apuntarse los éxitos europeos como propios mientras culpan a Bruselas de las medidas impopulares', señaló ayer Barroso con cierta candidez.