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Tribuna
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Nuevo estilo en la Fed

No soplan buenos vientos para quienes cubren informativamente las decisiones de la Reserva Federal. El cambio de presidente del consejo de gobernadores, Ben Bernanke por Alan Greenspan, ha modificado el contexto de la política monetaria estadounidense. Las referencias que hasta ahora parecían servir puede que ya no sean útiles cuando se trata de adivinar qué pasará con los tipos de interés decididos en las reuniones del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC).

Un sistema tan presidencialista como el del banco central norteamericano obliga a descubrir la lógica de política monetaria que caracteriza al nuevo presidente. Si bien se supone que la decisión sobre los tipos de interés de los fondos federales se toma tras una votación de 12 miembros del FOMC, nadie duda en estos tiempos que el presidente del consejo de gobernadores 'no se va a encontrar en el lado perdedor'.

Ben Bernanke ha entrado con la vitola de académico, una forma demasiado simple de resumir lo que cabría esperar de él. No obstante, Bernanke apuesta por el continuismo. Ello tampoco debería resultar sorprendente, puesto que si algo había conseguido Alan Greenspan, por méritos propios, era la tan relevante confianza de los mercados financieros. Lógicamente, Bernanke no piensa renunciar a la herencia generosa de Greenspan y, para ello, ha dedicado esfuerzos para convencer a los mercados de que con él al frente todo puede seguir igual (de bien). Como Bernanke es muy consciente de que los mercados están en esa fase de formación de una hipótesis sobre su estilo de intervención, aprovecha sus comparecencias públicas para explicar cómo pretende dirigir la política monetaria.

Las claves expuestas por Bernanke permiten concluir que, salvo sorpresas, los tipos subirán en la reunión de hoy

Su primera comparecencia fue ante el Comité de Servicios Financieros el 15 de febrero pasado. Por un lado, insistió en que su enfoque no era diferente del que había vivido los tres años anteriores como miembro del consejo de gobernadores y, por si quedaba alguna duda, no reparó en alabanzas a Greenspan, refiriéndose a su experiencia durante ese periodo 'bajo el enormemente exitoso liderazgo del presidente Greenspan'.

Además, dedicó parte de su intervención a intentar sacudirse esa vitola de académico, asegurando que los modelos económicos 'proporcionan guías adecuadas', pero 'todo modelo es en esencia una simplificación del mundo real, y rara vez se dispone de datos suficientes como para medir incluso las relaciones más básicas con cierta precisión', de forma que los responsables de la política monetaria deben fijarse en la teoría económica manteniendo la 'mente abierta' para captar todos aquellos factores relevantes que influyen sobre la economía.

Por último, el hecho de que públicamente haya defendido la necesidad de fijar un objetivo explícito de inflación (frente a la opinión de Greenspan) y, curiosamente, no se haya referido a este asunto de momento, refuerza su intención de transmitir continuidad.

En su segunda intervención relevante, ante el Club Económico de Nueva York, el 20 de marzo pasado, con la reunión del FOMC a sólo siete días, Bernanke aprovechó para exponer las claves que deberán servir para interpretar los statements (comunicados) que se hacen públicos después de cada reunión del FOMC. Las agencias despacharon esta intervención rápidamente diciendo eso de que ha sido demasiado académica. En principio, Bernanke pensaba analizar la históricamente anómala curva de tipos de interés, lo que según Greenspan era un 'conundrum', para Bernanke era un 'fenómeno financiero intrigante', una muestra explícita de la diferencia de estilos. Los periodistas tendrán que mostrar más paciencia y leer, al menos durante unos meses, las intervenciones de Bernanke con cuidado. De todas formas, éste fue condescendiente con los profanos (otros dirán que simplemente coherente con su convicción de la necesidad de una comunicación muy clara) en la medida en que los dos rasgos básicos de su política monetaria fueron expuestos al principio de la intervención.

En primer lugar, la comunicación será lo más clara posible (en términos prácticos, las decisiones sobre variaciones de tipos se señalizarán en los statements del FOMC), si bien siempre quedará cierto margen de condicionalidad sujeto a la evolución de variables coyunturales que también se mencionarán para que el público forme sus expectativas correctamente a lo largo de las seis semanas que suelen mediar entre las reuniones del FOMC. En segundo lugar, las variaciones de tipos serán graduales (las variaciones de 0,5 puntos serán excepcionales), por lo que debemos acostumbrarnos a que los tipos de interés de los fondos federales, cuando se muevan, lo hagan a la velocidad de 0,25 puntos (obsérvese que, en este sentido, los huracanes no fueron caso excepcional y sí el atentado de las Torres Gemelas).

Comparemos el último statement de la era Greenspan (31 de enero) y el primero de la era Bernanke (28 de marzo), para intentar llegar a conclusiones sobre las decisiones de la reunión del FOMC de hoy. El hecho de que ambos statements son similares ya nos da una idea del deseo de transmitir una impresión de continuidad. En cualquier caso, las claves que Bernanke expuso (sin venir a cuento, lo que les otorga mayor validez) en la conferencia del 20 de marzo nos permiten concluir que los tipos subirán en la reunión de hoy, siempre y cuando no haya sorpresas antiinflacionistas que provengan de los precios de la energía y del grado de utilización de la capacidad productiva.

Los datos conocidos recientemente para ambas variables justifican una nueva subida de 0,25 puntos. Ahora bien, la cuestión clave es el margen que queda para nuevos aumentos de tipos. Sin duda, podríamos responder mejor si tuviésemos más claro qué diferenciará el estilo Bernanke del proceder Greenspan. Puede que llegar a la caracterización correcta del nuevo estilo tenga que ver con la forma de plantear esa cuestión, con el hecho de que lo entendamos como un problema al que hay que darle solución rápida y práctica, o bien que lo abordemos como una cuestión cuya respuesta, en la medida en que excite nuestra curiosidad, nos proporcione unas jornadas de placentera especulación.

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