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CincoSentidos

Una guía ética para el trato entre médicos e industria

Los ginecólogos, primer colectivo médico en autorregularse

Reconocemos que hay una relación estrecha entre los médicos y la industria porque a ambas partes nos interesa. Nosotros sacamos el provecho de una información sobre fármacos y tecnología que nos resulta imprescindible, para ellos somos sus clientes'. Así de claros se mostraron ayer los representantes de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) durante la presentación de un documento en el que se analiza la relación de los profesionales de la medicina con la industria farmacéutica y de productos sanitarios.

El documento, redactado por la Comisión de Bioética de la SEGO, supone el primer paso que da una sociedad médica española para autorregularse en este ámbito, en la línea de lo que hicieron en su día la industria farmacéutica (Farmaindustria) y la industria de productos sanitarios (Fenin) al promulgar sendos códigos de conducta.

Las conclusiones que contiene el informe no eluden cuestiones espinosas. La SEGO afirma sin tapujos que la información que proporciona la industria a los médicos es, a veces, 'poco transparente, incompleta y sesgada' y que los datos científicos que transmite no siempre permiten al profesional 'tomar las decisiones adecuadas'.

En la misma línea, se reconoce que la industria -tanto farmacéutica como de productos sanitarios- traspasa en ocasiones los límites del marketing con los regalos y las ventajas que ofrece a los médicos para vender sus productos. También se afirma que la formación médica que financian 'no siempre se ajusta a las necesidades reales de los profesionales' e incluso puede llegar a ser 'tendenciosa y caer en el dirigismo'.

Junto a esa crítica, los representantes del comité de bioética de la SEGO son muy tajantes al resaltar el papel imprescindible que tiene la industria en la financiación de la formación continua de los médicos españoles.

'Hoy en día todas las ayudas económicas para que los médicos acudan a congresos y reuniones y mantengan suscripciones con revistas científicas provienen de la industria. Y lo hacen porque la Administración Pública ha renunciado a soportar el peso de la formación médica continuada. Hoy por hoy, con el actual presupuesto del Ministerio de Sanidad, financiar esa formación con fondos públicos es imposible', recalcó José Zamarriego Crespo, presidente de la comisión. Los Códigos de Buenas Prácticas de Farmaindustria y Fenin aparecen en el estudio y son valorados 'muy positivamente', pese a la insistencia en que el del Fenin todavía 'no es todo lo operativo que sería deseable'.

'Ha habido excesos en prebendas que han trascendido a la sociedad. Nosotros estamos muy agradecidos como sociedad médica a la labor de ayuda imprescindible de las industrias. Con esta iniciativa lo que perseguimos es que se clarifiquen y se perfeccionen esas relaciones', añadió Zamarriego. La crítica que contiene el documento se extiende también a algunos representantes del colectivo médico. 'En algunas ocasiones, el médico acepta indebidamente una compensación al apoyo que presta a determinados fines comerciales, lo que es totalmente rechazable', se señala en las conclusiones del informe.

Críticas a los errores de ambas partes

El informe que ha publicado la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia ha sido realizado durante un año por diez personas de su Comisión de Bioética. También ha participado la industria farmacéutica y de productos sanitarios al aportar información para la redacción de varios anexos. El documento hace un ejercicio de autocrítica al analizar no sólo el papel de la industria en la falta de transparencia que, en ocasiones, envuelve esas relaciones, sino el de los propios médicos. 'Hemos reconocido los errores de todos. También los de los médicos, que en su afán por requerir formación se han relacionado con la industria de forma no transparente', explicó Luis Cabero Roura, vicepresidente de la Comisión de Bioética de la SEGO y ponente del documento. Cabero insistió en que los excesos de marketing que la industria realiza frente a los facultativos terminan repercutiendo en el precio final del fármaco o producto. 'El médico se encuentra con que puede utilizar una opción u otra sin tener en cuenta la repercusión que sobre el sistema puede tener esa elección', recordó. Los representantes de la SEGO reconocieron que el documento presentado ayer no hubiera sido posible de no ser por la iniciativa previa de las industrias de autorregularse con sendos códigos de conducta. También hicieron hincapié en su papel fundamental en la formación de los médicos en España.

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