Remesas de plástico para la Pachamama
El maná verde viaja en bandas magnéticas a los mercados de Quito y zocos de Marraquech. Varias entidades financieras han puesto a disposición de los inmigrantes tarjetas diseñadas para enviar dinero a casa. Para hacer llegar divisas a la Pachamama, a la madre tierra. Dólares, euros, dirhams o soles, tanto da. El objetivo es competir con los giros de toda la vida. Los plásticos aspiran a hacerse un hueco en un negocio que en 2004 movió, según la ONU, 226.000 millones de dólares en todo el mundo.
Caja Madrid, Caja Navarra, La Caixa y Cajamar son algunas de las instituciones que se han animado a lanzar las llamadas tarjetas espejo. El funcionamiento de estos plásticos es simple. El cliente solicita la tarjeta a su entidad y ésta emite varias copias de la misma. Una va destinada al titular y las demás se remiten por correo a los beneficiarios que el usuario indique en su país de origen. Otra posibilidad es que la tarjeta gemela sea emitida directamente en ese país por una entidad colaboradora.
Una vez en su destino, los plásticos operan bajo un sistema de prepago. El titular aporta desde España el saldo que crea conveniente a la tarjeta espejo y el beneficiario la utiliza de forma ordinaria: en cajeros, comercios o a través de la red.
El producto choca con la costumbre de mandar dinero en efectivo
Ahorro de comisiones
Las entidades sostienen que la mayor ventaja de este producto es el ahorro. 'El coste por cada operación de recarga es de tan sólo un euro, muy por debajo de lo que cobran las entidades especializadas en envío de remesas, que llegan a cargar comisiones de entre el 10% y el 15% de la transferencia', sostienen en Cajamar. La cooperativa almeriense pide cinco euros por el mantenimiento de la tarjeta a partir del segundo año.
Desde marzo de 2005, La Caixa ofrece la Tarjeta Visa Giros. Para la entidad que preside Ricardo Fornesa, las remesas representan una actividad en plena expansión. El año pasado gestionó cerca de 800.000 operaciones, un 83% más que el año anterior. La mayor parte del negocio se realizó en forma de giros a través de su red de oficinas. El principal destino del dinero fue Ecuador.
Caja Navarra lanzó la Tarjeta Más Cerca en invierno de 2003. Los titulares puede cargar hasta 10.000 euros al año en este plástico y ordenar los envíos desde un cajero, una oficina o internet. Hasta la fecha, la entidad dirigida por Enrique Goñi ha emitido unas 4.200 tarjetas Más Cerca.
Trabas y limitaciones
Javier Larrañaga, responsable de negocio internacional de Caja Navarra, destaca como principales ventajas del sistema la inmediatez de la transferencia y la ausencia de comisiones de envío. Sin embargo, reconoce que las tarjetas espejo cuentan con limitaciones. 'En una ciudad la disponibilidad del dinero es buena porque hay suficientes cajeros y terminales de venta en los comercios, pero en las zonas rurales no ocurre así'.
Fernando Barrenechea, director de negocio internacional de Caja España, recuerda la importancia de las remesas para los inmigrantes. 'Es el primer servicio financiero que reclaman al llegar aquí'. Sin embargo, se muestra escéptico sobre la capacidad de las tarjetas de hacerse un hueco en esta actividad. 'En los países de origen existe desconfianza hacia las entidades financieras', alega.
Larrañaga sostiene que el predominio del metálico en el envío de remesas es una cuestión de costumbre. 'Los inmigrantes operan en efectivo por tradición. Falta educación financiera'. Aun así, en el sector financiero advierten que no todos los colectivos foráneos actúan igual. Los trabajadores de Europa del Este están más acostumbrados a operar con las entidades que los de origen latinoamericano o magrebí. Un último inconveniente para la adopción de las tarjetas espejo es la situación laboral de los inmigrantes. Muchos carecen de papeles o reciben su salario en metálico.
La ayuda al desarrollo cede el protagonismo a los particulares
Los 2,7 millones de inmigrantes censados en el país han llevado a España a los puestos de cabeza en el envío de remesas en el mundo. En 2004 adelantó a Italia en la clasificación y se situó como séptimo emisor. Hasta 4.850 millones de dólares (3.958 millones de euros) se remitieron desde España según la ONU.Esta cifra supera la cantidad que dedica el Estado a la ayuda al desarrollo. La Administración central, las comunidades autónomas y los entes locales destinaron a este concepto 1.950 millones en 2004, un 0,24% del Producto Nacional Bruto (PNB). El año pasado, la ayuda exterior se incrementó hasta el 0,30% del PNB, 2.600 millones.