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CincoSentidos

El hombre se libera y compra más en los aeropuertos

Aéroports de Paris (ADP) publicó a finales de febrero un estudio sociológico sobre el comportamiento de compra de los hombres en los aeropuertos. La conclusión es muy clara: cuando el hombre está solo, se libera y se revela como un gran comprador con un gasto en un 30% superior al de una mujer. Pero además, en un aeropuerto se libera y adquiere artículos como ropa interior o cosmética que todavía le cuesta adquirir en las tiendas de ciudad.

Reyes Villacañas, directora territorial de Aldesa no facilita datos concretos, pero reconoce que 'antes los hombres compraban de tapadillo diciendo que era para su mujer, pero ahora ya compran para ellos mismos'. Al igual que el viajero hombre que recorre los aeropuertos de Orly o Charles de Gaulle de París, el viajero hombre que está en Barajas compra y gasta más que las mujeres, 'pero también viaja más', añade Villacañas, 'y compra diferente cuando va acompañado'.

Asimismo, las responsables de tienda de Aldeasa reconocen que, pese a estar en un aeropuerto, hay clientes habituales 'por ejemplo, los diplomáticos' y éstos son muy buenos compradores que comparan precios, dentro y fuera del aeropuerto y suelen adquirir relojes.

Según los datos del estudio de ADP, un 52% de los hombres viajeros entra en una tienda de aeropuerto, y de ellos, un tercio realiza, al menos, una compra. Al final, el gasto medio de un hombre en un aeropuerto es de 43 euros, en tanto que el de una mujer es de 36 euros. Según ADP, esto se debe, en parte, a que el hombre en solitario, recorriendo las tiendas de un aeropuerto, descubre las bondades de la compra compulsiva. Por ejemplo, mientras sólo el 1% de ellos entra en una perfumería de ciudad, un 21% recorre los corner de belleza de las terminales.

Entre las motivaciones de compra de los hombres, no está el tan socorrido 'tengo que hacer un regalo'. El 66% compra para sí mismo, frente al 25% que son regalos y el resto encargos.

Así, el hombre viajero (en su mayoría ejecutivos en desplazamientos de trabajo) se muestran despilfarradores, hedonistas y preocupados por su apariencia. Lo que les hace ser así es el espacio abierto de las tiendas de los aeropuertos (con dos o más puertas), la ausencia de presión comercial (los vendedores no atosigan) y las atracciones interactivas como las patallas de vídeo. Así, por ejemplo, aunque el estudio se hizo en Francia, las nuevas tiendas de Aldeasa de la T4 ofrecen en sus escaparates pantallas de vídeo en las que se muestra qué es lo que pasa en ese momento en el interior de la tienda. Pero, además, el espacio The Shop de la terminal satélite de la T4 está situada de tal forma que el pasillo central la atraviesa para que así, el viajero que pasa se pare y el que está de compras, vaya a su aire.

En el estudio realizado por los aeropuertos de París, que ha contado con la participación del sociólogo Stéphane Chavier y se ha realizado con entrevistas a viajeros y vendedores de las tiendas de las terminales, establece cinco tipos de comprador.

Perfiles

Están los ultrapragmáticos, que son los grandes viajeros, presionados por el tiempo y que consumen poco y siempre útil: prensa y alimentación. Para adaptarse a estos consumidores estresados, la ADP aconseja a las tiendas que pongan a punto sus ofertas 'listo para llevar' como los ramos de flores ya preparados o restaurantes expres '20 minutos de reloj'.

También están los generosos, que disfrutan de su tiempo y esto les permite buscar un regalo normalmente del tipo 'perdona que me haya ido' como juguetes y chocolates para los niños; perfumes o joyas para la persona amada y curiosidades gastronómicas para los amigos cercanos. Para ellos, las tiendas más adecuadas son las dedicadas a los productos para los niños, pero también con espacios típicos de gastronomía.

El viajero oportunista viaja menos y disfruta de sus desplazamientos para darse placer. Su primera motivación de compra es el precio de los cartones de tabaco, alcohol y perfume. Deambulan por las tiendas con placer y están dispuestos a gastar según les venga en gana. La ADP les propone boutiques dedicadas a las buenas compras como, por ejemplo, la primicia de un perfume que todavía no ha salido a la venta en las tiendas de ciudad.

Esto es algo que saben bien las marcas. Así, por ejemplo Christina Dior pone a la venta cada año un perfume que sólo se vende en aeropuertos durante una temporada (ahora está a la venta en la T4 Dior Star a 39 euros) y la mayoría de las firmas, excepto Chanel, fabrican set de viaje.

Por último están los compradores liberados, grandes amantes del lujo, que se mueren por las grandes firmas y compran por impulso.

Fuera de todo perfil, el estudio advierte del auge que tendrán los espacios dedicados al bienestar en los que hacerse un pequeño arreglo de ojeras entre vuelo y vuelo o darse un masaje relajante.

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