Control de los detalles en Auren
Empieza la jornada muy animado. A las siete de la mañana suele llegar Mario Alonso, nacido en Badajoz hace 45 años, a la sede de la auditora y firma de servicios profesionales Auren, firma que preside desde hace ocho años. Es su mejor momento. Desde los amplios ventanales de su despacho en la madrileña zona de Azca suele ver amanecer. 'Es cuando puedo resolver los temas que tengo pendiente para después comenzar con las reuniones. Necesito estar solo para pensar', afirma este ejecutivo que, en sus tiempos mozos, tocaba en el grupo musical Mario Tena y los solitarios.
Lo más importante dentro del sector de auditoría, explica este emprendedor, son las personas. 'Soy un obsesivo con ese tema. Me preocupo muchísimo de que todos estén contentos y crean que están aportando cosas y valor a la compañía'. Insiste en que en Auren se motiva en exceso a la plantilla. 'Es la clave del éxito'.
Para Mario Alonso, los tres valores de un ejecutivo son la humildad, 'creo que el hecho de ocupar un cargo te toca por determinadas circunstancias, pero no debes creértelo jamás'. También, la humanidad, 'aquí se echan muchas horas y es importante que exista una relación de complicidad para compartir el proyecto'. Sobre este punto quiere aclarar que los profesionales de la firma colaboran con distintas ong?s, organizando distintos eventos. 'Queremos devolver a la sociedad una parte de lo que nos ha dado'. El tercer valor del ejecutivo es el humor, 'sobre todo en un sector como el nuestro, en el que ayudamos a las empresas a ganar dinero'. Afirma que al no ser un trabajo demasiado 'atractivo, hay que tomarlo con mucho sentido del humor'.
Define su trabajo como estresante, pero la clave de todo está en la organización. Tal vez sea por ello que el despacho de Mario Alonso está impecable. Es un espacio diáfano, minimalista y sobrio. No concibe el trabajo sin orden. Y por tanto, no tiene ningún papel sobre su mesa. 'Me pone muy nervioso el desorden y el caos'.
Tiene un pequeño armario de color azul donde guarda los temas agrupados en carpetas. 'Me gusta clasificar todo y encontrar lo que necesito a la primera', explica este ejecutivo, que dedica a su jornada laboral más de 12 horas diarias. 'Vivo fuera de Madrid y siempre tengo comidas de trabajo. El día siempre se prolonga'. Por tanto, concilia poco. Eso sí, los viernes por la tarde y los fines de semana desconecta totalmente.
'Soy de esas personas a las que le gusta lo que hace, pero a la que no le gusta trabajar'. Lo que le encanta es hablar en público. Ha de ser cierto porque en la entrevista hace alarde de un gran dominio de la escena. 'Puede ser que todo esto me venga de cuando actuaba en el grupo musical. Tenía 18 años y no sentía ningún reparo en actuar delante de la gente'. Alonso está constantemente aprendiendo. Compaginó las galas con su grupo con la carrera de Económicas y de Matemáticas. 'Decidí dedicarme a lo que me gustaba, la auditoría'. Después estudió Derecho por la UNED y ahora está pensando en estudiar Sociología. Pero también ocupa la presidencia de la Agrupación primera del Instituto de Censores Jurados de Cuentas (ICJCE). Es responsable de formación de esta misma institución e imparte clases de auditoría en la Universidad de Alcalá de Henares. Dice que siempre procura dar ejemplo. 'Conozco muy bien todas las labores que tienen que desempeñar los demás, y soy bastante comprensivo'.
Un campero en la ciudad
A pesar de que Mario Alonso tiene la apariencia de un hombre de ciudad, él se confiesa 'campero total'. Es aficionado a la caza, a la pesca, recoge setas en temporada y pasea por el campo de Trujillo (Badajoz). 'Me gusta muchísimo la naturaleza y disfruto de ella con mi familia. Eso es sagrado'.También es aficionado a la filosofía y a la arquitectura. Dirige la revista Sin marca, dedicada a esta disciplina. Tal es su gusto por la estética que él mismo se ha ocupado de buscar la oficina de Auren y de su decoración, en la ha primado la funcionalidad y la transparencia. 'No me gustan las puertas cerradas y quiero que se vea lo que hace la gente'.Suele trabajar con música: en su ordenador guarda 6.000 canciones, que va distribuyendo según los distintos estados de ánimo que tenga a lo largo de la jornada laboral. Siempre comienza con música clásica. Le acompañan varios cuadros de pintura abstracta figurativa, sobre todo destaca uno que tiene pintados unos peces y que le recuerda su afición por la pesca.