La Europa anestesiada
Dos grandes temas han ocupado la agenda de la Cumbre de Bruselas celebrada la pasada semana: la reactivación de la Estrategia de Lisboa y la definición de una política energética para Europa. Dado los objetivos de la Estrategia de Lisboa de convertir Europa en 2010 en la economía más competitiva del mundo, la Comisión se ha planteado cuatro prioridades:
Liberar el potencial empresarial, en particular de las pequeñas y medianas empresas, que constituyen el núcleo principal dentro de la UE.
Una mayor inversión en conocimiento e innovación, que constituyen los principales factores que impulsan hoy día el crecimiento y el empleo.
Las cumbres europeas dan vueltas a la noria sin que los Estados lleven a cabo las reformas que todos consideran necesarias
La creación de distritos industriales impulsando la creación de un Instituto Europeo de Tecnología.
Política macroeconómica de estabilidad, siendo necesaria la consolidación fiscal que en los últimos tiempos se ha relajado en la Unión.
En definitiva nada nuevo bajo el sol, dar vueltas a la noria una y otra vez, sin que los Estados miembros lleven a cabo las reformas estructurales que todos consideran necesario realizar, pero que nadie se atreve a poner en marcha ante las reacciones que provocarán. Europa está como anestesiada, viviendo del pasado y sin líderes que la conduzcan hacia nuevos horizontes. Dentro de un año volverán a analizar las medidas adoptadas por los Estados en relación con la Agenda de Lisboa.
La única cuestión que ha sido una novedad de esta cumbre es el intento de definir una política energética para Europa. Tres temas han sido abordados: la seguridad del abastecimiento, la competitividad del mercado e inversiones y la energía sostenible.
Europa es cada vez más dependiente en materia energética y simultáneamente más patriótica y nacionalista en la liberalización de los mercados energéticos. El presidente de la Comisión Europea remitió una carta al canciller austriaco, presidente de turno de la UE, con copia a los restantes jefes de Estado y de Gobierno, en la que les pedía que adopten medidas concretas para implantar una política energética común.
A juicio del presidente de la Comisión, el objetivo debería ser asegurar el aprovisionamiento de la UE, como ya se hizo figurar en el Libro Verde de la Energía, aprobado recientemente. Según el Consejo de Cooperación Económica, en la actualidad la dependencia energética europea es ya del 50%, y si no se adoptan medidas podría llegar al 70% en 2030.
Las Conclusiones de la presidencia del Consejo Europeo de Bruselas del 23 y 24 de marzo han sido tres: seguridad en el abastecimiento, competitividad del mercado e inversiones y energía sostenible
Las acciones que el Consejo incluye en la primera conclusión son:
Hacer frente a las rupturas en la oferta, a través de medidas de coordinación, potenciando la gestión por el lado de la demanda y mejorando la efectividad de las provisiones de gas y petróleo.
Estrategias de mayor diversificación y enfoque común, realizando una red de infraestructuras Este-Oeste y Norte-Sur, crear infraestructuras para gas natural líquido y realizar contratos a largo plazo.
Dimensión externa de la seguridad de la oferta, actuando con voz común en el desarrollo de la política energética con respecto a terceros países, garantizando la entrada en vigor del Tratado sobre la energía en el Sureste de Europa en 2006, desarrollando una política común de partenariado con terceros países y dialogando una política energética con Rusia.
Con relación a la segunda conclusión, competitividad del mercado e inversiones, las acciones aprobadas son:
Proseguir con la integración del mercado en beneficio de las empresas y de los consumidores, mejorar la integración de los mercados energéticos y el ulterior desarrollo del mercado interno en la UE, consideración de las redes como un solo actor desde el punto de vista del usuario, garantizar la puesta en práctica de la legislación existente (liberalización y libre acceso a la energía), garantizar la cooperación y la coordinación entre los reguladores del sistema tanto a nivel regional como comunitario.
Promover el desarrollo coherente de las infraestructuras, mejorando la planificación a medio y largo plazo y estableciendo un mecanismo equilibrado en lo referente a la contratación a largo plazo para favorecer la competencia en mercados internos.
Por último, la tercera conclusión, energía sostenible, hace mucho hincapié en fomentar el consumo de energías renovables, fijando como objetivo de 2010 la eficiencia en su coste.
Para alcanzar los objetivos de la política energética europea, el Consejo Europeo ha considerado necesario:
Garantizar la transparencia y no discriminación entre mercados.
Ser consistente con las reglas de competencia.
Ser consistente con las obligaciones de servicio público.
Respetar plenamente la soberanía de los Estados miembros sobre sus fuentes de energía primaria y sobre la elección del mix energético.
Creo que se ha dado un paso para que a medio plazo la política energética de los Estados miembros se convierta en una política común. En artículos posteriores analizaremos estas cuestiones.