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Empleo

Las protestas contra el contrato juvenil amenazan con paralizar Francia

Jóvenes franceses y sindicatos mantienen su lucha contra el nuevo contrato juvenil con despido automático durante dos años

Francia ha amanecido hoy preparada para vivir un día difícil, de paros y movilizaciones por todo el país, en protesta por el Contrato de Primer Empleo (CPE), que precariza el trabajo de los jóvenes. Estudiantes de todo el país saldrán de nuevo a la calle, acompañados por los sindicatos, que han convocado huelgas en el sector público y privado en todo el país

Las multitudinarias manifestaciones y bloqueos de universidades, que desde hace dos meses se extienden toda Francia, son prueba de un profundo malestar social que se remonta a los años setenta, según los expertos. Desde 1975, cuando Francia conoció el paro de masas, las sucesivas políticas de empleo han degradado la situación de las jóvenes generaciones.

Hasta 1975, -y tras treinta fructíferos años de posguerra en los que el país se reconstruyó e industrializó- las empresas garantizaban largas trayectorias profesionales y elevados sueldos. La diferencia de salario entre un empleado de 50 años y uno de 30 era del 15%, según el sociólogo Louis Chauvel, autor del ensayo Las nuevas generaciones ante el paro prolongado del ascensor social. Hoy, la diferencia es del 40%.

En 1975 la diferencia salarial entre jóvenes y mayores era del 15% y hoy es del 40%

El modelo social francés, que dio acceso a la educación a las clases menos favorecidas, funcionaba entonces. Sin embargo, dos años después de la crisis petrolífera de 1973 se inició una etapa que supuso el lento viaje de los jóvenes hacia la precariedad, con sueldos más bajos y menor acceso a un empleo estable. Ante ello, 'las respuestas nunca han sido totales, nunca ha habido una reforma global del mercado de trabajo', explica a Cinco Días Patrick Aubert, experto en coyuntura laboral en el Instituto Nacional de Estadística francés.

Los sucesivos gobiernos se han centrado en mantener activa a la población entre 30 y 50 años de edad. Así, los mayores de 55 años han disfrutado de jubilaciones anticipadas, y los menores de 26 años -los mismos a los que se dirige ahora el Contrato de Primer Empleo-, han sido enviados hacia interminables programas de estudio, periodos de prácticas y contratos temporales como 'trampolín' hacia el mercado laboral. Esto, además, dificulta el acceso a un empleo estable a los jóvenes sin cualificación.

Las políticas orientadas a reducir el coste del empleo en un clima económico moroso han lanzado a las empresas a un círculo vicioso que atrapa a los jóvenes en contratos inestables. En el año 2000, sólo el 50% de jóvenes tuvo un contrato indefinido en el año siguiente a finalizar sus estudios, según las estadísticas. 'Los jóvenes sirven para ajustar el empleo. El paro durante los dos años que siguen el final de sus estudios oscila entre el 20% y el 33%', recalca Louis Chauvel.

'Francia sacrifica a los jóvenes desde hace veinte años para conservar su modelo social, que se beneficia de la generación del baby-boom. De continuar por esta vía, el sistema se derrumbará por sí mismo', añade. En este contexto, 'resulta difícil exigir a los jóvenes más precariedad', explica Jean-Paul Fitoussi, presidente del Observatorio Francés de Coyunturas Económicas.

Una cuestión de fondo

Para este economista, 'el contrato de primer empleo no es una medida radical en sí misma, siempre que sustituya al resto de contratos precarios, y que se cree un sistema que impida a las empresas usar sólo este mecanismo'.

Pero todo lo que está ocurriendo en Francia evidencia una cuestión más de fondo: existe entre los franceses la idea generalizada de que no podrá haber ningún cambio que ponga en riesgo los derechos adquiridos. Sin embargo, tanto Fitoussi como Jean-Luc Parodi, analista en el instituto IFOP, creen que 'sí se pueden dar estos cambios, con la condición de no presentar como una mejora una medida que es claramente un retroceso', dice este último. El filósofo Michel Onfray añade el problema que supone 'la gerontocracia' de la clase política. 'Los partidos y sus dirigentes se han quedado viejos y no admiten cambios'.

Francia se prepara para otra protesta masiva

Los franceses se enfrentan hoy a la cuarta jornada nacional de huelgas y movilizaciones en contra del Contrato de Primer Empleo (CPE). Todo apunta a que esta jornada será la más cargada de protestas. Entre otros están llamados a la huelga el sector del transporte público y el de la enseñanza. Hay 135 manifestaciones convocadas en todo el país, pero la principal se desarrollará por la tarde en París, en medio del temor a nuevos choques violentos entre los manifestantes y las fuerzas del orden.El secretario general de la central FO, Jean-Claude Mailly, asegura que los preavisos de huelga para hoy superan a los emitidos durante las fuertes protestas contra las pensiones de 2003. Además, un sondeo difundido ayer por el vespertino Le Monde, indica que el 63% de los franceses desaprueba la decisión de mantener el CPE.El líder del sindicato CGT, Bernard Thibault, ha vaticinado que la jornada de hoy supondrá 'un giro decisivo' en el pulso con el primer ministro, Dominique de Villepin, quien hasta ahora se ha negado a retirarlo. Tras varias reuniones infructuosas en los últimos días, Villepin sólo se ha mostrado dispuesto a negociar ciertas modificaciones en los puntos más conflictivos. Dichos aspectos son los referidos a la duración (dos años) y a las causas del despido. Según los medios de comunicación franceses, el Gobierno estaría dispuesto a reducir a un año la duración de este contrato y a acotar los supuestos de despido.

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