La inversión extranjera en España crece por primera vez desde 2000
España registró el año pasado el primer incremento de inversión extranjera desde 2000. Por contra, los flujos de inversión española hacia el exterior quedaron reducidos a la mitad y se concentraron en el sector de las telecomunicaciones.
La larga sangría de inversión extranjera que viene cosechando España desde que el inicio de la década se cortó el año pasado. Con 10.276 millones de euros, la inversión neta procedente del exterior (una vez descontadas las desinversiones) creció en 2005 un 13,5%, según los datos publicados ayer por el Registro de Inversiones Exteriores.
Esta subida se debe a la menor desinversión que se produjo el año pasado: si se toma únicamente la inversión bruta (entradas de capital), los 16.618 millones de euros recibidos por España suponen un 11% menos que en 2004. Eso sí: las cosas cambian si se excluyen del cómputo las ETVE (entidades de tenencia de valores extranjeros), una figura que viene perdiendo importancia desde hace varios años. Descontando este componente volátil, la inversión más productiva creció en 2005 un 24% en términos brutos, y un 257% en términos netos.
Aunque pueda representar un punto de inflexión, el ligero repunte de la inversión extranjera en 2005 no supone, ni mucho menos, que el capital vuelva a llegar a España de forma masiva: el resultado del año pasado es el segundo peor desde 1999.
España mantiene la condición de exportador neto de capital desde 1996
La principal operación de inversión extranjera en España fue la compra del 80% de Amena a cargo de France Télécom, valorada en algo más de 6.400 millones de euros. Sintomáticamente, Francia aparece en el Registro como el origen del 45% de la inversión a España y, por sectores, el de telecomunicaciones aporta un porcentaje similar.
Madrid volvió a ser el principal destino de la inversión extranjera, con un 31%. La sigue a cierta distancia Cataluña, con un 18%, aunque hay un 43% de la inversión que no tiene una comunidad autónoma de destino especificada.
Adquisiciones menores
En sentido inverso, los flujos de inversión española en el exterior cayeron el año pasado prácticamente a la mitad que en 2004. La adquisición de Abbey National Bank por el Banco de Santander elevó aquel año la cifra de inversión española bruta en el exterior hasta casi 50.000 millones, cifra reducida hasta poco más de 26.000 en 2005, un ejercicio en el que no se han producido operaciones de envergadura análoga.
España sigue manteniendo su condición de país exportador neto de capitales, una situación que se produce ininterrumpidamente desde hace diez años. Sólo en 2002 la inversión neta de entrada se acercó a la de salida hasta casi igualarla. El saldo del año pasado fue de más de 12.000 millones de euros en términos netos.
El fin de los años de gloria de las ETVE
2005 ha supuesto un nuevo paso en la pérdida de importancia de las ETVE.Figura creada en 1995, las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros son sociedades establecidas en España cuyo único objeto es la tenencia de acciones de sociedades extranjeras. Su popularidad se vio impulsada en el año 2000 por la ley de medidas fiscales de estímulo al ahorro familiar y a la pyme, auspiciada por el Gobierno del Partido Popular.La existencia de las ETVE obedece casi exclusivamente a estrategias de optimización fiscal por parte de sus accionistas extranjeros. Por esta razón se comentan por separado las inversiones en o desde este tipo de sociedades.La inversión bruta realizada en España a través de ETVE inició en 2002 una senda descendente que se confirmó el año pasado, con un nuevo retroceso del 69%. En cuanto a la inversión española en el exterior, la realizada mediante ETVE se limitó a 2.185 millones, frente a los casi 7.000 del año anterior.La tendencia refleja, según el Ministerio de Industria, 'un agotamiento del efecto que durante los primeros años de la figura fiscal de la ETVE tuvo la formación de las carteras de sociedades de nueva creación, así como a la erosión de las ventajas fiscales frente al resto de las sociedades como consecuencia de posteriores reformas'.