'Se aprende más con el trabajo que con un máster'
Es diplomada en Biológicas y licenciada en Empresariales, pero siempre tuvo claro que su destino profesional estaría ligado a la empresa familiar. Y no desea nada más que sus hijos continúen la saga.
Lleva en la sangre el negocio familiar. Piluca de Burgos, nacida en Málaga hace 39 años, ha crecido entre vides y desde siempre ha tenido claro que quería ligar su futuro profesional al grupo familiar, integrado por Bodegas Málaga Virgen (antes López Hermanos), Inversiones Santa Ana, titular de dos fincas de viñas, y Comercial Andaluza Venezolana. Fiel a sus raíces, ha trabajado siempre al lado de su padre, Juan Ignacio de Burgos, en departamentos como finanzas y comercial. Después de 15 años de trabajo, acaba de ser ascendida a consejera delegada y responsable de exportación y producción del grupo bodeguero.
¿Le ha sido difícil el ascenso en la compañía familiar?
'Quiero darle un aire más internacional a la empresa y voy a centrarme en la exportación. No podemos relajarnos: la competencia es brutal'
Soy la primera mujer que asume un puesto de responsabilidad dentro de la empresa, que ya está en la cuarta generación. Mi ascenso ha venido dado porque he sustituido a mi tío, que tenía el 50% de la compañía. Y con mi padre nunca he tenido ningún problema para ascender. La verdad es que yo he sido la única de mi familia que ha querido seguir en el negocio familiar. No he tenido problemas dentro de la empresa, pero sí los he tenido fuera, con la realidad. El sector bodeguero es un mundo tradicionalmente de hombres, donde es muy difícil que te consideren. Será por tradición, pero una mujer tiene que demostrar mucho más que un hombre. Ahora es cuando empieza a abrirse un poco, pero cuesta. Notas muchos recelos.
¿Esos recelos no le han echado para atrás?
No, soy consciente de que tengo que aprender mucho todavía, pero tengo ganas e ilusión. Yo estoy dispuesta a comerme el mundo y puedo decir que dentro del sector del vino lo he aprendido todo de mi padre. Hice Biológicas, empecé Empresariales y antes de acabar la carrera ya estaba trabajando con mi padre. Todo lo he aprendido de él. Y tengo mucho respeto por aquellas personas que pueden enseñarte cosas desde la experiencia. Hay que saber respetar el terreno de cada uno. Además, creo que trabajar es el mejor máster que se puede hacer. Se aprende mucho más con el trabajo que con un máster de una escuela de negocios.
Tampoco es muy habitual que las empresas familiares lleguen a la cuarta generación en manos de la familia fundadora.
Es cierto, pero el secreto es que te guste lo que haces. Es lo mismo trabajar para una multinacional que para una empresa familiar, te tiene que gustar lo que haces. También entiendo que el 80% de las familias tire la toalla porque te ha de apasionar el negocio.
¿Qué estilo quiere impregnar a la compañía?
Quiero darle un aire más internacional y voy a centrarme en los temas de exportación. La compañía exporta muy poco y creo que es el impulso que necesitamos para darle la dimensión que creo que debe tener. En estos momentos estamos exportando un 10% de nuestras ventas y lo queremos subir al 30%. No nos podemos relajar porque en este sector la competencia es brutal y hay que estar constantemente modernizándose e ideando proyectos nuevos. No te puedes quedar atrás.
¿Cambiará también el modelo de dirigir la compañía?
Mi padre y mi tío han dirigido la empresa con un estilo muy tradicional, con un trato más de respeto, más de utilizar el don, y yo tengo una relación más viva, más directa con los empleados. Soy una persona muy cercana para todos ellos. Aunque tengo que reconocer que mi padre, a pesar de su estilo, es un hombre muy avanzado a su tiempo y su trayectoria se la ha hecho él a sí mismo. Nunca nadie le ayudó a nada, tuvo que levantar él solo la empresa y eso tiene un gran mérito.
Aunque acaba de ser nombrada consejera delegada, su padre sigue siendo el presidente, ¿tiene preparada ya la sucesión?
Sí, él continua al frente de la empresa, pero todo está preparado para que cuando él se jubile, le suceda yo. Y ahora estoy adquiriendo la experiencia necesaria para que cuando llegue ese momento, todo sea más fácil y esté familiarizada con al gestión de un negocio familiar no excesivamente voluminoso.
Trabajar al frente de un negocio familiar hará que muy pocas veces pueda desconectar de su ocupación.
Creo que es lo más difícil, porque si el negocio es tuyo siempre te llevas los problemas a casa. En ese aspecto desconectas mucho peor. Y lo mejor es que cuando haces lo que te gusta es una satisfacción total porque ves que estás haciendo cosas útiles que repercuten en la gente. Nunca me he visto trabajando para una multinacional.
Propiedad. 'Quiero garantizar la continuidad de la familia en la empresa'
¿No ha pensado en profesionalizar la compañía, como ha ocurrido en numerosas empresas familiares, para garantizar su continuidad?Creo que es fundamental que la empresa quede en manos de la familia. Yo espero que mis dos hijos, que tienen en estos momentos 12 y nueve años, continúen con el negocio familiar. Para ello es importantísimo que, además de estudiar y prepararse, se empapen bien de lo que es la cultura de la empresa y del negocio. Yo lo viví desde pequeña y por eso me gusta tanto.
¿Y si deciden seguir su propio camino profesional?Me parecería tristísimo que no siguieran el negocio familiar. Entonces tendríamos que vender la bodega o que un profesional la gestionara. Espero que eso no ocurra. Sólo deseo intentar inculcar a mis hijos el amor que mi padre me inculcó a mí por esta empresa. Una de mis misiones es garantizar la continuidad de la familia en la gestión de la compañía. Espero hacerlo bien. Parece que el futuro es de las grandes empresas, pero yo espero que las pequeñas también puedan sobrevivir.
Muchas mujeres directivas se quejan de que tienen dificultades para compaginar su vida personal con la profesional.Es difícil. Y más cuando tienes familia, porque siempre tienes la sensación de que no llegas a todo. En un puesto directivo si quieres hacerlo bien tienes que tener dedicación. Para mí es un poco más fácil porque el hecho de trabajar en este tipo de compañía me permite organizarme mejor, aunque hay épocas en las que estoy siempre en el campo. Es un trabajo estresante porque es imprevisible por la climatología.