_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La urgencia energética de la UE

La Cumbre comunitaria de Primavera, que desde hace seis años se centra en el impulso a las reformas económicas de la UE, se dio ayer un baño de realismo. Los 25 líderes, reunidos hasta hoy en Bruselas, reiteraron sus recetas, sólo a medias cumplidas, para aumentar el potencial de crecimiento: más empleo, más I+D y más facilidades para crear empresas. Pero, por primera vez en muchos años, se reconoció que no está en absoluto garantizado el combustible que mantiene en marcha la maquinaria económica europea, sea cual sea su potencial. La agenda energética ha desplazado este año a todas las otras prioridades. Por razones coyunturales, como la escalada del precio del petróleo. Pero también por los inquietantes movimientos geoestratégicos mundiales que ponen en peligro el suministro de zonas tan dependientes como la UE. Un breve cierre del grifo en el gasoducto ruso decretado por Moscú a principios de año hizo temblar, y no sólo metafóricamente, a varios socios de la UE.

Los 25 responderán hoy a estos desafíos con unas conclusiones que oscilan entre la ambición y el realismo. La UE se plantea 2007 como punto de partida para arrancar los planes de integración de los mercados energéticos. Las infraestructuras de interconexión necesarias permitirán desactivar el debate sobre la nacionalidad de las empresas que ahora enturbia la consolidación del sector. Mientras no haya un solo mercado, actitudes defensivas como las del Gobierno español ante la opa de Eon sobre Endesa encontrarán, cuando menos, justificaciones políticas difíciles de rebatir.

Como Bruselas ha repetido, si hay un diagnóstico claro es que ni los socios más grandes disponen de fortaleza necesaria para resistir los vientos energéticos que soplan en el planeta. El euro ha demostrado que, con unidad, Europa ha podido librarse de los riesgos de las periódicas tormentas monetarias. Ahora se debe repetir la experiencia ante otros desafíos, como la integración energética o, en otro problema que también afecta directamente a España, la política de inmigración. Lo dudoso es que la UE pueda permitirse esperar todavía otro año para poner en marcha las respuestas necesarias.

Archivado En

_
_