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Tribuna
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A las viudas escocesas les gusta el riesgo

El capital riesgo en Europa batió en 2005 todos los récords de su historia al captar la nada desdeñable cifra de 60.000 millones de euros, lo que supone doblar lo conseguido en 2004 y superar de lejos los 48.000 millones de 2000, mítico año de la burbuja tecnológica.

Habrá quien se pregunte ¿por qué este crecimiento salvaje? Es evidente que el ahorro colectivo, o capitalismo popular, o como me permito bromear en el título del artículo, las 'viudas escocesas', como simpático colectivo inversor, creen y apuestan cada vez más por nuestro sector. Los bancos y los fondos de pensiones destinan una mayor parte de sus recursos a invertir en capital riesgo. De hecho estos últimos han aportado 15.000 de esos 60.000 millones de euros. Da gusto ver cómo esta migración se parece cada vez más a la tendencia estadounidense, donde los fondos de pensiones, jubilados, universidades… cada vez tienen en más alta estima al sector por su rentabilidad.

¿Y qué se hace con este dinero? No es que los 60.000 millones de euros se vayan a invertir a lo largo de este año, sino que se utilizarán en los próximos tres o cuatro años, ciclo típico de las operaciones de inversión del sector. Además, como se ha podido ver en los últimos meses las operaciones con las que se atreve el capital riesgo son cada vez de un mayor volumen. En estos momentos no parece haber límite, en cuanto a la inversión por operación, y todo es posible (¿no se ofrecieron por Auna 12.000 millones de euros el año pasado?).

En 2005 el capital invertido en Europa superó los 43.000 millones de euros, lo que supuso otro récord histórico. El 2000, año burbuja del capital riesgo, se invirtieron 35.000 millones; 29.000 en 2003 y 37.000 en 2004. La inversión crece en el sector de forma constante desde 2001. Las grandes operaciones (buy-outs) supusieron dos tercios del total de las inversiones realizadas. Con todo, se han invertido más de 11.000 millones en empresas de nueva creación o en fase de desarrollo.

¿Estamos hablando de cifras exageradas? En modo alguno. Lo cierto es que las operaciones son cada día de mayor volumen. Empiezan a considerarse normales las inversiones de capital riesgo de 3.000, 4.000 o 5.000 millones de euros aunque, para decir toda la verdad, en España de este monto sólo hemos tenido una: la de Amadeus.

Las desinversiones del sector en Europa también baten un récord; la cifra de 24.000 millones de euros desinvertidos es la más alta de la historia. ¿Por qué? Hay tres motivos fundamentales: el primero es la liquidez de los mercados de deuda, que ha permitido que la recapitalización de las compañías les facilite el reparto de dividendos. En segundo lugar, el hecho de que los inversores industriales, fuera del mercado durante varios años, están otra vez de vuelta en Europa, pagando además precios competitivos.

Y por último, pero no menos importante, que los secondary buy outs, o venta de las empresas a otras entidades de capital riesgo, han supuesto el 18% de las desinversiones, lo que ha ayudado a incrementar la liquidez y el dinamismo del mercado.

¿Y qué pasa con la rentabilidad? Se ha producido una clara recuperación, fundamentalmente debido al aumento de las desinversiones. En líneas generales la rentabilidad cayó en el periodo 2000-2003 como consecuencia de las experiencias de la burbuja, aunque está en claro proceso de recuperación desde 2003. Lejos quedan las rentabilidades del 2000 y será difícil que volvamos a verlas. No obstante ya se puede hablar de retornos a largo plazo por encima del 10%.

Es evidente que el capitalismo popular y el ahorro colectivo -mis queridas viudas escocesas- han vuelto a apostar con fuerza por el capital riesgo y están llamados a desempeñar un papel clave en el sector.

Los datos citados hacen prever que tanto este año como los dos próximos van a ser positivos y dinámicos para nuestro sector en todos los segmentos del mercado y que, afortunadamente, seguirá contando con un creciente interés de la comunidad inversora.

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