Un ejemplo permanente
Nuestros hermanos en el episcopado están que se salen. Son todo un ejemplo permanente. Saben señalar con toda exactitud los deberes que corresponden a los empresarios de los medios de comunicación, atienden a dejar claras las responsabilidades que atañen a los propietarios, a los gestores, a los periodistas de la prensa escrita, de la radio y de la televisión, tanto en el ámbito informativo como en el del entretenimiento, en el ecológico, en el inmobiliario, en el de la infancia, en el de los adolescentes, en el de los jóvenes, en el de los padres de familia, en el de las mujeres, en el de los trabajadores, en el de las amas de casa, en el de los profesionales, en el de los parados, en el de los jubilados, en el de los enfermos y en todos los demás.
Claro que una cosa es establecer las obligaciones morales de los demás y otra cumplir las propias o, como dicen los castizos, una cosa es predicar y otra dar trigo. Porque nuestros venerados pastores, como aquellos escribas y fariseos que ustedes recuerdan y que tan censurados fueron por Nuestro Señor en los Evangelios, ponen pesadas cargas sobre los demás mientras ellos mismos se alivian y se eximen de todo.
Para confirmar ese proceder propio de la ley del embudo basta verificar la trayectoria de la cadena de radio COPE, de la que son dueños y señores los obispos y que funciona como si fuera un espacio libre de cualquier consideración ética, de cualquier código moral, empeñada al servicio de todo sectarismo, obsesionada con la siembra de todos los odios, de todos los antagonismos exacerbados, de todas las agresiones también contra aquellos que están impedidos de replicar.
Nuestros venerados pastores, cual fariseos, ponen pesadas cargas sobre los demás mientras ellos mismos se alivian y se eximen de todo
Porque lo mismo les da a estos apóstoles de las ondas populares tildar a Rosa Conde de 'Mónica Lewinsky de Felipe González' que hacer mofa y befa del jefe de la Casa del Rey o del propio don Juan Carlos, que exaltar la indisciplina de los militares o sembrar las peores y más infundadas dudas sobre la autoría de los atentados a los trenes de Atocha ocurridos el 11 de marzo de 2004, que instrumentalizar a las víctimas, que instalarse en las mentiras más gordas, que suplantar al presidente Zapatero para sostener una conversación con el electo Evo Morales, de Bolivia, y causar un grave daño a las relaciones con ese delicado país.
Y sucede que todo esto se produce mientras los señores obispos, dueños y señores de micrófonos y antenas, consideran que nada tienen que decir al respecto, que ningún deber tienen que cumplir, que la COPE puede ser la casa de los odios y los incendios cívicos, de la insidia y la calumnia y que nadie puede reclamarles nada.
La última (des)gracia de estos lanceros de Rouco y Cañizares ha sido la de infiltrar falsos encuestadores en la empresa encargada del Estudio General de Medios (EGM) para crear el caos y el desprestigio, de forma que el humo permita mejorar las posiciones de la COPE o poner en duda las posiciones de los demás competidores. Todo un ejemplo de juego limpio, y al que proteste que se prepare porque le ajustarán las cuentas de la manera más cristiana posible.
Así las cosas, un buen amigo periodista se preguntaba ayer en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER qué sucedería si ahora los perjudicados por el fraude montado por la COPE al EGM replicaran infiltrando confesores falsos en las casetas de madera instaladas en los laterales de las iglesias para verificar si el sacramento de la penitencia funciona o si presenta deficiencias subsanables.
Mientras, se asegura en los mentideros que pronto surgirá una nueva amalgama de Federico Jiménez Lozanitos-Julio Ariza y Luis María Anson dispuestos a salvarnos. Esperemos que nuestros obispos la bendigan como una nueva cruzada para la recristianización de España. Vale.