La estrella alemana cierra una época
La marcha en abril de 2007 del presidente del consejo de vigilancia de DaimlerChrysler, Hilmar Kopper, anunciada la semana pasada, supone algo más que la sustitución de un directivo en el fabricante dueño de Mercedes Benz, la firma de la estrella. Cuando Kopper se retire, se habrá marchado una de las dos principales figuras protagonistas de la fusión en 1998 entre Daimler Benz y Chrysler. El otro actor destacado, Jürgen Schrempp, anunció en verano que abandonaba la presidencia del consejo de administración a principios de este año. El nuevo presidente, Dieter Zetsche, ya informó en el Salón de Detroit que el proceso de fusión está superado y que DaimlerChrysler ya es una sola empresa. Y una nueva etapa requiere caras nuevas.
El cambio de época va aun más allá. Kopper cumplió ayer los 61 años. En este lapso se ha convertido en una de las figuras más prominentes del mundo empresarial germano, por su papel en la principal institución financiera del país, el Deutsche Bank de la que ha sido la cara visible durante muchos años.
Su nombre, no obstante, ha quedado algo manchado en el tramo final de su carrera. Según destapó el Stuttgarter Zeitung, Kopper podría haber informado al presidente de Deutsche Bank, Josef Ackermann, sobre la salida de Schrempp de la presidencia de DaimlerChrysler, antes de que se comunicara oficialmente, el 28 de julio de 2005. Kopper llegó a ser presidente del Deutsche Bank.
Cuando Kopper abandone el consejo, hará lo propio el banco que preside Josef Ackermann, lo que pondrá fin a una relación que dura 80 años exactos y que ha marcado el tejido empresarial de tal manera que se creó la expresión Alemania SA para calificar los paquetes accionariales de empresas en manos de bancos y aseguradoras.
Deutsche Bank ha actuado en más de una ocasión como protector de Daimler, y Daimler actuaba como una prolongación del banco en la industria alemana. De hecho, las distintas reencarnaciones de la compañía habrían sido imposibles sin su mediación. El banquero Emil Georg von Stauss fue el principal precursor en 1926 de la fusión entre la compañía Daimler Motoren y Benz & Cie, 'la boda entre dos enfermos', como la califican los expertos germanos. Deutsche entró en la operación titularizando créditos para quedarse con un tercio del capital. A Von Stauss le movía un sólo impulso: evitar que EE UU, cuyas empresas ya ofrecían todo tipo de coches a bajo precio, se quedase con el mercado alemán.
Así que Alemania tenía que crear un campeón nacional, aunque el plan se quedó a medias: la intención era fusionar también a Adam Opel, pero General Motors frenó la operación en 1929. Deutsche seguiría interviniendo en Daimler Benz. En 1975, cuando Friedrich Karl Flick trató de vender al Sah de Persia un 39% de la compañía, el banco intervino haciéndose con un 11% hasta llegar al 29%, con el canciller Helmut Schmidt manejando hilos entre bastidores. En la fusión de 1998, Kopper representaría un papel similar al de Von Stauss.
La globalización, sin embargo, lo cambió todo. El entonces presidente del Deutsche, Rolf Breuer, varió de política y comenzó la venta de participaciones industriales. Cuando Schrempp, su hombre en el consejo, anunció su retiro y la Bolsa lo celebró con un alza del 11%, el banco comenzó a ingresar plusvalías por su paquete en Daimler.
Hoy, la Kuwait Investment Authority es el máximo accionista, con un 7,2%.