La cartera, a cero
Quienes estudian datos macroeconómicos y los mercados de bonos y futuros creen que la Reserva Federal está lejos de haber acabado con su campaña de subida de tipos. En estos últimos días calculan que la autoridad monetaria podría subir hasta tres veces más y añadir tres cuartos de punto más
El alza puede complicar las cosas a los hogares de los estadounidenses que, según las estadísticas, tienen dos problemas al enfren-tarse a la subida del precio del dinero: el exceso de deuda y la falta de ahorro.
Los bajos tipos en los últimos años junto con el fenomenal momento del mercado de la vivienda han dejado en 2005 un saldo deudor hipotecario entre las familias que gira en torno a los nueve billones de dólares.
Juntando esta cifra a la de otros tipos de créditos, la Reserva Federal ha calculado, en su informe de flujo de cuentas del último trimestre de 2005, que el año pasado la suma de la deuda de las familias fue de 11,5 billones de dólares, aproximadamente un billón menos que el PIB del país. El informe muestra que la deuda creció a un ritmo del 11,7% en el último ejercicio. En los dos precedentes el porcentaje fue del 11,4 y el 11,1.
No todo el mundo está alarmado, porque la revalorización de la vivienda ha permitido una fuerte apreciación de los activos familiares (62 billones) y de hecho es la razón por la que el consumo sigue fuerte. Pero hay quien no las tiene todas consigo. Entre ellos David Rosenberg, de Merrill Lynch, quien afirmaba en una nota que 'puede que sea verdad que las familias están viendo crecer sus activos, o disfrutando de una apreciación del valor de su casa, que es un nuevo estilo de paradigma económico conocido como 'dinero de ilusión' (qué va a hacer uno, ¿vender la casa e ir a vivir a una choza?), pero el endeudamiento está creciendo incluso más rápidamente'.
Dice este analista que el ciudadano medio americano tiene aproximadamente ocho tarjetas de crédito y el 43% de los que compraron una vivienda por primera vez el año pasado no dieron entrada. A pesar de que los salarios no han subido gran cosa en los últimos años, entre 2001 y 2004, el 42% de los menores de 35 años se convirtieron en propietarios y buena parte de la clase media y baja cambió a una casa mejor. Rosenberg afirma con cierta ironía que mientras que el demandante de un crédito tenga pulso, el banco se lo concederá.
Quizá este analista ha visto, como otros ciudadanos, cómo los carteles de 'se vende' se mantienen más tiempo ya en las casas. Casi no hacen falta las cifras oficiales que certifiquen que el mercado de la vivienda se enfría.
Además, entre deuda y consumo, los americanos se enfrentan al futuro con números rojos en la cuenta de ahorros. Hay una cierta discrepancia académica sobre cómo se calcula la tasa de ahorro, que, por ejemplo, y a diferencia de Europa, no incluye la apreciación del capital. No obstante, ésta es muy baja. Los datos el Gobierno muestran que en enero fue del -0,7% y ha sido negativa muchos meses en 2005. Esto pasó en 1933, cuando La Gran Depresión.
Hasta los que disputan la métrica oficial reconocen que el ahorro ha bajado en los últimos años e incluso se ha reducido lo dedicado a los planes de pensiones. Es de esperar que los mercados estén muy pendientes de que, con su primer movimiento al frente de la Fed, Ben Bernanke confirme sus predicciones. Desde los hogares también estarán pendientes.