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Secretos de despacho

Simplicidad decorativa en Kiabi

Jean-Christophe Garbino trabaja rodeado de la misma sencillez de sus tiendas

Lo que sorprende nada más entrar en las oficinas centrales en España de la empresa de moda Kiabi, perteneciente al Grupo Alcampo, es la simplicidad y sencillez decorativa. No hay ningún exceso en el despacho del francés Jean-Christophe Garbino, nacido en Agen (Francia) hace 36 años, director general de la firma. 'Va en la línea de toda la empresa. No podemos vender moda al mejor precio y luego trabajar en espacios lujosos'. Por ello, su máxima es que todas las decisiones en esta compañía estén colegiado, sobre todo en estos momentos en los que se encuentran en pleno proceso de expansión. Kiabi, que en estos momentos tiene abiertas 17 tiendas, tiene previsto abrir una decena de establecimientos más, facturar este año 60 millones de euros, un 45% más que el año pasado y triplicar la plantilla de 500 empleados.

Llegó a España hace seis años y en este tiempo explica que una de sus labores más importantes ha sido ofrecer confianza a los accionistas. 'Hemos vivido momentos difíciles, de arranque, porque el sector de la moda en España es muy competitivo', afirma este ejecutivo, que asegura que su principal contribución es arbitrar cuando el equipo directivo no se pone de acuerdo. 'Tenemos mucha gente creativa, a la que hay que estimular'. Trabaja en un espacio amplio y cómodo, ubicado en la planta semisuelo, que recibe luz natural del piso superior. Los materiales de decorativos son en tonos claros y limpios, combinados con una nota de color en azul añil. 'Es importante buscar que la luz se multiplique por efecto de los elementos elegidos', explica Garbino.

Confiesa que sólo necesita para trabajar un ordenador, un teléfono y predisposición para desempeñar tus funciones desde cualquier lugar. 'Con las nuevas tecnologías no es necesaria la presencia física'. Le gusta el orden. De hecho, en su despacho no hay nada descolocado. 'Eso es un reflejo de la personalidad de las personas. Me gusta encontrar con facilidad todo lo que necesito, aunque procuro acumular muy poco papel por aquello de cuidar mi faceta ecologista'. El mismo orden exige en las tiendas. 'Es importante dar ejemplo porque yo no puedo exigir orden a un jefe de tienda y que luego vea que yo soy un desastre. En las oficinas estamos al servicio de las tiendas'.

Su nivel de exigencia es proporcional al que se tiene a él mismo. 'Es un equilibrio justo. Considero que la gente bien elegida y responsable tiene que autoexigirse', explica Jean-Christophe Garbino, que llegó a España en 1995, para seis meses, y parece que se ha instalado definitivamente. 'Hablaba español y estaba más predispuesto a integrarme y lo tengo todo dispuesto para quedarme'.

Trabaja una media de 10 o 12 horas, pero considera que su horario laboral no le hace descuidar su vida familiar. 'Como me gusta tanto mi trabajo no lo considero una obligación. Lo vivo como una diversión, me siento actor y partícipe de algo bonito que repercutirá en esta compañía'.

Sobre la mesa tiene una reciente evaluación que le han hecho sus empleados. Asegura que dicen de él que es un ejecutivo que intenta responsabilizar a todos de sus funciones. Como fallo, señala, que no siempre elige el momento para decir las cosas. 'Tengo la sangre caliente y muchas veces peco de impetuosidad. Si las cosas no salen bien me sale el genio', afirma.

También suele recurrir a los valores humanos de la compañía, sobre todo cuando tiene la sensación de que existe un descuadre entre 'lo que hemos acordado y la realidad'. Y en esos momentos también suele enfadarse. Si de algo da muestra Garbino es de una gran sinceridad al reconocer en público muchos de sus errores como gestor de personas, algo que no suele ser muy frecuente entre los primeros ejecutivos españoles.

Gran aficionado al rugby

Dice que como buen francés es un gran aficionado del rugby, sobre todo del equipo de su ciudad natal, Sporting Union Agen. 'Mi padre era jugador y a mí no me quedó otro remedio que seguir con esa tradición', afirma Jean Christophe Garbino, que tiene varias fotografías y carteles de este deporte repartidos por su despacho. Frente a su mesa de trabajo tiene un mapa de España, al que le va añadiendo chinchetas de colores en función de las tiendas que Kiabi va abriendo por la geografía española. Encima de un armario tiene una máscara de la Guerra de las Galaxias, recuerdo de la inauguración de una tienda en Valencia. 'Hice una competición con el director de tienda para ver quien hacia la presentación más original. Y la guardo para recordar que siempre hay que ser humilde'.

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