Relevo en el Banco de España
El nombramiento de Miguel Ángel Fernández Ordóñez como consejero del Banco de España, en lo que supone un más que probable paso previo para convertirse en nuevo gobernador, despeja una de las incógnitas que sobrevolaban en el panorama económico español. La Ley de Autonomía del organismo determina que el gobernador lo será por un único periodo de seis años, que en el caso de Jaime Caruana, nombrado por Rodrigo Rato, concluye en julio.
Aunque las prerrogativas del gobernador del Banco de España están notablemente recortadas por la integración en la Unión Monetaria, y ya no emite moneda ni determina los tipos de interés de la divisa, su figura sigue teniendo un papel relevante en la economía. Dado que cuenta con el mejor servicio de estudios del país, el organismo se convierte en el primer y más cualificado emisor de doctrina, y, por ende, en el mejor fiscalizador de la política económica del Gobierno. Además, retiene en su perímetro de gestión la supervisión del sistema bancario, uno de los más competitivos, rentables y desarrollados de Europa. Precisamente el modelo bancario del país, con unas cajas cada vez más beligerantes y acertadas en la pelea por la cuota de mercado, ha generado uno de los debates más interesantes e inacabados de los últimos años, al que el nuevo gobernador deberá contribuir.
El Ejecutivo coloca en el Banco de España y en el consejo del BCE, si definitivamente Fernández Ordóñez es promovido a gobernador, a uno de los hombres con más recorrido y experiencia en la gestión de la política económica de la democracia, con gran conocimiento de los fundamentos de los mercados de bienes, servicios y factores, así como de la relación de la esfera pública de la economía con la privada. El candidato es un firme defensor de la libre competencia y de los mecanismos de solidaridad que identifican el proyecto europeo.
Sólo resta que la designación definitiva llegue acompañada, como ha sucedido hasta ahora, del consenso político necesario para que el Banco de España siga siendo un espacio libre de crispación.