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Lealtad, 1

Análisis de doble sentido

La Bolsa no es algo que se caracterice por el sentimentalismo. Por eso llaman la atención los ríos de tinta acerca de la marcha de Alan Greenspan, una noticia que se esperaba desde hace dos años. Cuando Robert Rubin, el otro artífice -ahora olvidado- de la expansión de los años 90 en EE UU anunció por sorpresa que se iba, Wall Street lloró durante apenas 20 minutos. Lo que tardó en encontrar nuevos estímulos.

Ahora el mercado ya ha despedido a Greenspan. Toca el primer careo con Bernanke. Cuando Greenspan comparecía en público se solía decir que el mercado le interpretaba, pero el flujo de información era de doble sentido; el presidente de la Reserva Federal utilizaba su lenguaje ladino y críptico para tomar el pulso al mercado. De por dónde fuesen las interpretaciones a sus palabras, el presidente de la Reserva Federal podía deducir el ánimo del sector financiero.

Ahora con Ben Bernanke vuelve el análisis de doble sentido porque el que estrena sillón tiene por delante una labor que requiere habilidades florentinas. Obviamente tendrá que marcar una línea continuista para no generar volatilidad en los mercados de capitales, pero tampoco puede limitarse a seguir la estela de su predecesor. Debería, por este motivo, empezar a dar alguna pista sobre cuáles son sus prioridades para que los inversores sepan a qué atenerse.

Ante la comparecencia de mañana, convendría poner en cuarentena los resultados, dada la alta sensibilidad del mercado en las últimas sesiones. Con buena parte de la comunidad inversora en alerta ante una posible corrección, el asunto tipos de interés es susceptible de ser utilizado como excusa para vender.

Y no sería un feo al nuevo responsable monetario. Como ocurrió con Rubin, las dudas sobre la cara nueva pueden pasar a la historia como un simple tic del índice Dow Jones. No sería mala noticia para Bernanke, que se quitaría un peso de encima.

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