Las indiscreciones del ciudadano Greenspan
Dice la teoría de los 'Seis grados de separación' que cualquier persona en la Tierra puede conectarse con otra a través de una cadena de cinco conocidos entre sí. El miércoles pasado, a primera hora de la mañana, se demostró que en el mundo de los mercados hay menos grados. Todos en Wall Street o Chicago parecían conocer a alguien que decía saber de otro que estuvo en una reducida cena organizada por Lehman Brothers la noche anterior y en la que Alan Greenspan dio uno de sus primeros discursos tras dejar la Reserva Federal.
No se han hecho públicas las actas de la última reunión en la que subió tipos cuando, en calidad de alma máter de la recientemente abierta consultora Greenspan Associates (de Washington), dicen que afirmó a banqueros y gestores de hedge funds que es optimista con respecto a la economía de EE UU y el dólar y que sugirió que los mercados no han valorado que aún queda algunas subidas de tipos por delante. El ex gobernador y ciudadano Greenspan admitió preocupación con la evolución del mercado de la vivienda y su posible impacto en el gasto de los consumidores.
Los comentarios eran de segunda mano, llegaban cargados de interpretación -puesto que no se han hecho públicas las líneas de su discurso- y se hicieron correr desde la propia sede de Lehman Brothers. Sin embargo, la perspectiva de más subidas de tipos se reflejó en los mercados de futuros de divisas y bonos el miércoles. La palabra de Greenspan pesa en los mercados, y más aún en las primeras semanas antes de dejar la Fed y de que su sucesor, Ben Bernanke, tome las riendas con firmeza, algo que todavía no ha tenido tiempo material de hacer.
Tanto en el mundo de las finanzas como en el político se considera que aunque Greenspan tiene todo el derecho del mundo a hablar (porque la Fed se lo permite siempre y cuando no revele datos confidenciales), ha de hacerlo con cautela, dada la influencia del personaje. æpermil;l ya anticipó que no iba a hablar de tipos en un tiempo, como ya hizo su predecesor, Paul Volcker, pero el problema con este tipo de actos no es lo que diga, sino lo que dicen que dijo y las malas interpretaciones que se puedan hacer de sus siempre vagas palabras.
Es una trampa a su discreción. Un discurso anterior al de Lehman, vía satélite en una conferencia en Tokio ante 700 personas, no ha levantado la misma polvareda. Para muchos analistas es mejor que Greenspan se diera una tregua de unos meses porque, hable de lo que hable, todo lo que diga tiene potencial de afectar al mercado.
Su ex colega en la Fed, Michael Moskow, recordaba, sin embargo, que 'es libre de hablar de todo lo que no sea política monetaria'. 'Estoy seguro de que sintió que lo que dijo era apropiado'.
El salario de un año en una semana
A punto de cumplir 80 años, el que hace unos días pasó de máxima autoridad monetaria a ser 'ciudadano Greenspan' resulta imposible de jubilar. El ex presidente prepara un libro y ha puesto en marcha una consultora en Washington con la que se integra en el circuito de los profesionales de los discursos. Se rumorea que el recibo de su intervención en el seminario de Tokio fue de 120.000 dólares (la media del mercado para figuras como él), y se estima que el de la cena de Lehman Brothers fue de una cantidad similar o mayor. Es decir, que en menos de una semana ganó más que los 181.100 dólares que cobraba como presidente de la Fed. La próxima intervención la tiene prevista en ABN Amro el día 22, y entre discurso y discurso hablará con el ministro británico Gordon Brown, a quien ha aceptado asesorar sin cobrar nada a cambio.