Temores y esperanzas de la 'generación iPod'
Los expertos retratan a una juventud insegura, presionada, agobiada a impuestos y muy endeudada
Los jóvenes de hoy parecen atrapados en un tipo de depresión generacional. El grupo de investigación neoyorquino Demos ha publicado recientemente un libro titulado Atados: por qué los norteamericanos veinteañeros y treintañeros no pueden seguir adelante. El año pasado, el grupo londinense Reform publicó un estudio sobre la generación iPod, un juego de palabras que utiliza las letras del reproductor musical como iniciales en inglés de una generación insecured, pressured, overtaxed, debt-ridden (insegura, presionada, agobiada a impuestos y altamente endeudada).
Si hay una canción con más probabilidades de encabezar la lista de los temas iPod, ésta sería el clásico tema de los Smiths Heaven knows I'm miserable now (Dios sabe que me siento fatal ahora).
'La mayoría da por supuesto que los jóvenes de hoy están mejor que nunca con sus iPod y los vuelos baratos, pero cuando se profundiza un poco vemos que su futuro es muy problemático', dice Blair Gibbs, uno de los autores del informe Reform.
Los jóvenes recibirán de la Seguridad Social mucho menos de lo que aportan. 'El Estado de bienestar se construyó con la idea de que todas las generaciones pagarían lo mismo', explica Gibbs. 'La tendencia demográfica hace que esto sea imposible'. Aunque los jóvenes paguen altos impuestos, no recibirán atención sanitaria o educación gratuita o el mismo sistema de pensiones generoso que sus padres. Al mismo tiempo, el incremento de precios de los activos ha puesto las propiedades fuera de su alcance y el coste de la educación es prohibitivo.
Tamara Draut, autora del libro de Demos, indica que las matrículas de las universidades públicas casi se han triplicado desde 1980. Ajustado a la inflación, el sueldo medio de un joven con estudios de enseñanza secundaria ha caído a 29.000 dólares desde los 42.000 dólares en 1972.
Sin embargo, algo no suena del todo cierto sobre esta angustia generacional. La medicina está avanzando enormemente y continuará haciéndolo. La prohibición del tabaco hará que más gente abandone el hábito, lo que significa que la gente vivirá más y gozará de mayor salud.
La globalización permite a jóvenes con estudios trabajar en casi cualquier sitio, en lugar de tener que buscar un empleo en su ciudad. ¿Aburridos de Londres o Nueva York? Pruebe suerte en Moscú o Shanghai. En Reino Unido y EE UU casi todo el que quiere un trabajo puede encontrarlo. La inflación está controlada y los bancos centrales consiguen suavizar mucho más los ciclos económicos de lo que solían hacerlo antes. La hiperinflación, el paro, la crisis del petróleo de los setenta no fueron una diversión para la generación del baby boom.
La guerra contra el terrorismo y el conflicto en Irak no son más que ruidosas peleas de bar comparados con la Guerra Fría, cuando los rusos solían imprimir mapas de Londres con los nombres de las calles traducidos para que los tanques pudiesen circular por la cuidad. Hoy en día, traducen folletos para poder vender acciones en ofertas públicas de venta.
Las herencias, al menos en las clases medias, pueden ser enormes. La casa de los padres valdrá una fortuna y permitirán a más de uno jubilarse para gozar de una vida de lujo a partir de los cincuenta. De hecho, muchas de las quejas de la generación del iPod tienen una parte mucho más optimista de lo que se cree. Puede que comprar la primera vivienda sea caro, pero también significa que las herencias van creciendo.
El sondeo sobre las mayores fortunas publicado por Capgemini y Merrill Lynch en 2005 indica que había 8,3 millones de ricos en todo el mundo en 2004, y 2,5 millones de los cuales en EE UU. Hacerse rico nunca ha sido tan fácil como ahora.