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CincoSentidos

'La complejidad del mundo es creciente y abrumadora'

La historia no vale para nada si no es capaz de explicar las causas de los hechos que describe y si no ofrece ciertas perspectivas de futuro'. æpermil;ste es uno de los principios que, como historiador, sostiene Gabriel Tortella, quien ayer presentó su libro Los orígenes del siglo XXI (Ed. Gadir). Y en esta obra, preparada y recopilada durante años, él es coherente con esa idea: los siglos XIX y XX aparecen concatenados, relacionados los acontecimientos políticos, sociales y económicos que se vivieron en el mundo. También se remonta a hechos trascendentales anteriores, como la Revolución francesa, el aumento de la demanda de materias primas en Europa, los inventos que propiciaron la revolución industrial, el creciente poder de Gran Bretaña o los movimientos demográficos de la Edad Media.

Los orígenes del siglo XXI, que refleja la madurez y erudición de este catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares, ofrece, tal vez por las características del autor, una cosmovisión de la historia. Y aunque ayer defendió la tesis de que los historiadores deben mostrar básicamente su faceta intelectual y cerebral para ser rigurosos, en el libro también emerge la pasión. Y ella se transmite en el libro que el también catedrático Juan Pablo Fusi calificó de 'ambicioso, riguroso, claro y estimulante'.

No al catastrofismo

Fusi al igual que el economista y catedrático Carlos Rodríguez Braun, quien también presentó el libro de Tortella, manifestaron que en él, pese a describirse y analizarse la agitada historia de los siglos XVIII, XIX y XX, contiene elementos de esperanza. 'No admite el catastrofismo, aunque éstas sean etapas plagadas de conflictos', manifestó Fusi. 'Que el mundo ha mejorado, pese a los problemas existentes en la actualidad es una consecuencia de la obra que yo comparto', añadía Rodríguez Braun. En esa línea, Tortella señalaba que 'está demostrado que se ha producido un espectacular aumento del nivel de vida, y no sólo en Europa, en los dos últimos siglos'. Pero él igualmente se refiere a los grandes fracasos históricos, al fin de algunos mitos y utopías. Y para abordarlos asume su faceta más ecléctica: 'He cambiado mucho de opinión a lo largo de mi existencia, ya que la vida enseña. Ahora creo que mis principios están más contrastados', manifestaba ayer. Así, a su juicio, la socialdemocracia ha tenido un papel más innovador y revolucionario, con un mayor protagonismo en la redistribución de la riqueza y en el Estado de bienestar, que las ideas y prácticas políticas de Lenin, que contrasta con la de personajes como Bernstein. En esta línea, considera además que es necesario revisar otras conclusiones muy asumidas a lo largo de décadas como el nefasto papel adjudicado al colonialismo. Y refiriéndose al siglo XX destaca que 'la revolución en el triunfo de la democracia, de la presencia de todas las clases sociales en el Estado'.

Pero la vorágine que como persona y como historiador sigue viviendo, no le hace renunciar a sus referentes intelectuales. En el libro se refiere al 'milagro keynesiano' y admite la admiración que le despierta Carlos Marx, aunque esta última figura la analiza de forma crítica en su faceta de economista. 'Su teoría económica, como decía Schumpeter, está muerta y enterrada, pero, a pesar de ello, su visión histórica mantiene una considerable validez'.

Y que defiende la idea de que el mundo es complejo y fascinante se muestra, entre otras parte del libro, en el espacio que Tortella dedica a Japón. A la capacidad de ese país, a través de la decisión de las clases más poderosas, de dejar de ser una nación débil y vulnerable.

El peso del clima en el desarrollo

Una de las preguntas que se realizaba Gabriel Tortella en los inicios de su carrera, que cuenta entre sus diferentes etapas con la estancia en diversas universidades estadounidenses, era las causas que provocan que un país sea rico y otro sea pobre. Y, sin intención de simplificar, resalta uno de los factores que casi se repite en ambos extremos. 'Si observamos el mapa que realiza el Banco Mundial, se pueden comprobar que los países con las rentas más altas se encuentran en zonas templadas y los de rentas bajas en el resto. Y eso se da tanto en le hemisferio norte como en el hemisferio sur'. Así, en este último hemisferio, en lugares como Brasil y África, las zonas más al sur, con clima templado, están más desarrolladas que las del norte', matizó. Y es que, destaca, que 'el clima afecta a la calidad de la agricultura y la ganadería, y que la revolución industrial se ha producido, antes o de forma simultánea, junto con un gran desarrollo agrario'. Si esto se ha pasado por alto a lo largo de la historia, 'es porque el ser humano es vanidoso y cree que no depende de la naturaleza, pero somos frágiles', añadió.

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