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Pasión por Alan Greenspan en las galerías de arte de Nueva York

Una joven artista que sólo pinta al ex presidente de la Fed vende casi todas sus obras en el SoHo

Erin Crowe ha conseguido a sus 25 años lo que muchos artistas sueñan durante años y pocos realmente alcanzan: vender todos o casi todos los cuadros de una exposición en el muy selecto SoHo neoyorquino. Ella lo está consiguiendo. En menos de una semana y en su primera exposición en la ciudad. Lo más llamativo es que a diferencia de otros artistas que exponen en la zona, el currículum artístico de Crowe no es extenso. La clave está en su pintura y no tanto en la técnica o la ejecución, sino en el objeto de su obra, Alan Greenspan.

Crowe, que no conoce personalmente al que hasta anteayer fue presidente de la Reserva Federal, parece haber estudiado sus poses, sus gestos y su cara con precisión, algo que ha reflejado en 30 lienzos de distintos tamaños que expone en una galería del SoHo desde el día 26 bajo el título Good bye, Greenspan. El martes, el día del verdadero adiós de Greenspan al frente de la autoridad monetaria tras 18 años y medio, Crowe se pasó toda la mañana en el estudio de la cadena financiera CNBC retocando ante las cámaras uno de los lienzos mientras otros acompañaban a la artista como parte del atrezzo del set televisivo.

En la galería de la calle Broome, donde se colgaban el resto de las pinturas, con la excepción de media docena de ellas, todos lucían al lado un punto rojo, la señal de que un cuadro está vendido. Los precios sobrepasan en muchos casos los 1.000 dólares y algunos de los Greenspan se cotizaban a 6.000 dólares, un dinero que sí se pueden permitir los gestores de hedge funds, algunas compañías o banqueros de Wall Street, que se han hecho con algunos de los retratos. El encargado de la galería leía ayer antes del cierre un libro sobre el personaje cuyas poses inundaban las paredes.

Unos minutos en la cadena CNBC dieron el empujón a la carrera de Erin Crowe, una estudiante de 25 años sorprendida por su éxito

La joven artista comentaba a Reuters que su fijación por el septuagenario ex presidente de la Fed comenzó en 2003, cuando, tras graduarse en la Universidad de Virginia, participó en un festival de arte de Charlottesville en el que el tema era el dinero. Ella se centró en Greenspan, de quien hizo seis retratos.

Y con éxito, por lo que para ayudar a pagarse sus estudios en Inglaterra siguió usando sus brochas para seguir inmortalizando con óleo al presidente de la Fed en cuadros que se darían a conocer en la galería de una amiga de su familia en Sag Harbor, Long Island. Muchos de los visitantes de esta zona en la que gustan de veranear quienes buena parte del año trabajan en Wall Street mostraron interés por cuadros titulados Si usted dice eso, æpermil;nfasis, Le tengo que decir, con poses en primer plano correspondientes. Entonces, un breve reportaje de la misma cadena que ayer la mantuvo en el aire buena parte de la mañana disparó la demanda de las pinturas que se vendieron a un máximo de 4.000 dólares.

Crowe dice estar fascinada ante la reacción de la gente en general, que trabajan en banca o en inversión y que compran sus obras. En la página web de la galería la artista reflexiona: 'La mera imagen de Alan Greenspan, curiosamente, agrada al público. Caminar en una habitación llena de Alans suscita cuestiones como ¿quién es el hombre?, ¿quién la artista? Y ¿por qué alguien le pintaría tantas veces?'. Porque trae cuenta.

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