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Justicia

Comienza en Houston el juicio a los primeros ejecutivos de Enron

En octubre de 2001, Enron, la séptima corporación de EE UU empezó a desmoronarse y a mostrar la complicada maquinaria contable que artificialmente convertía en asombrosos sus resultados. Fue el primer y uno de los mayores fraudes de EE UU y sólo ayer comenzó en Houston el juicio de sus máximos responsables, Ken Lay, ex presidente de Enron, y Jeff Skilling, ex consejero delegado. Aparentemente relajados y en compañía de sus abogados, ambos se personaron en el juzgado para estar presentes en la selección del jurado encargado de un proceso que puede durar unos cuatro meses.

Sus abogados han tratado sin éxito de cambiar el juzgado a otra localidad alegando que es imposible encontrar a 16 personas sin prejuicios contra esta compañía en la misma ciudad en la que tenía su sede y donde se perdieron más empleos y pensiones.

El juez Simeon Lake, a cargo de este juicio, no sólo no accedió a esta petición sino que además dijo querer tener el jurado listo en un día. 'Estoy impresionado por la aparente falta de animadversión o influencia mediática', dijo ayer Lake, en declaraciones recogidas por The New York Times, tras haberse seleccionado unas 100 personas como potenciales candidatos a jurados. Antes de comenzar la sesión, no obstante, el juez les recordó que tenían en sus manos un caso penal pero que su misión 'no es buscar venganza'.

Lay está acusado de 7 delitos de fraude y falsedad de documento público. Skilling por su parte afronta 31 cargos por conspiración, fraude, falsedad documental e información privilegiada. El Gobierno, que es quien a través del departamento de justicia ha instado el caso, tiene una larga lista de testigos, entre ellos varios ejecutivos que colaboran a cambio de menores penas, como el financiero Andrew Fastow.

El objetivo de la acusación es mostrar que todos estaban al corriente de los apaños contables de la compañía y como algunos, entre ellos Lay y Skilling, ganaron mucho dinero amañando libros y engañando a inversores y trabajadores. La estrategia de la defensa, por el contrario, se centrará en hacer ver al jurado que ninguna de las decisiones las tomaban los responsables de la empresa.

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