'Lo más difícil es cuando la gente no confía en ti'
Ingeniero industrial, ha desarrollado toda su carrera dentro de la misma compañía, a la que ha conseguido elevar a máximos de excelencia que la sitúan entre las primeras empresas del sector de la energía solar.
Es un tipo peculiar, al que le gusta ir de compras para observar los hábitos de consumo, la decoración, jugar al fútbol, trabajar 12 horas y no desconectar. Pero también José Luis Manzano, madrileño, de 49 años, ha llevado, a base de constancia y de trabajo, a la compañía que dirige a ser una de las más premiadas en los últimos años.
¿Qué estilo de dirección ha querido impregnar a la compañía?
Eso va de manera intrínseca a la forma de ser. Procuro que sea de forma abierta y comunicativa. A mí me gusta compartir la toma de decisiones, que todo sea muy participativo. Hay muy pocas decisiones que tome yo solo, salvo alguna estratégica, las demás son fruto del consenso.
Sorprende ver la cantidad de reconocimientos que ha recibido en los últimos años Isofotón, entre ellos, a la excelencia en cuanto a energías renovables, a la mejor empresa exportadora, a la igualdad de oportunidades... ¿Qué aportan los premios a una compañía?
Principalmente, reconocimiento a una labor, no a una persona en concreto, sino al equipo de la empresa. El último que hemos recibido, el de la Real Academia de Ingeniería, reconoce una labor que llevamos desempeñando desde hace años, un trabajo duro y complicado. Se nos ve con admiración y será que nos lo merecemos porque desempeñamos una gran labor investigadora.
Lo cierto es que cada vez tienen el listón más alto.
Nuestro objetivo siempre es a largo plazo. La idea de empresa nace en la universidad. Empezamos como una pequeña compañía y ahora recogemos los frutos de un trabajo de muchos años. Muchas veces se habla sólo de ingenio, pero hay que combinarlo con trabajo. La clave del éxito está en la dedicación.
Para desempeñar una labor investigadora se requiere mucha paciencia.
Nosotros cumplimos 25 años de vida y ni siquiera hemos empezado, seguimos teniendo ideas y yo sigo con la misma ilusión que cuando comencé hace dos décadas. Lo único que ahora se nos ocurren más cosas. Hay nuevos conceptos en la forma de dirigir, hay palabras como globalización, que en nuestro caso surgen, y de hecho surgieron hace tiempo, por pura necesidad. Tengo que decir que, en ese sentido, nos adelantamos, fuimos visionarios. No había un mercado en España y tuvimos que salir fuera cuando muy pocos lo hacían. Hicimos una política global de empresa, buscamos nuevos mercados, pero lo hicimos por pura necesidad. Y eso es lo que hace todo el mundo ahora.
¿Qué planes de dirección tiene ahora en marcha?
Siempre se nos están ocurriendo cosas nuevas. Por ejemplo, desde hace un año estamos inmersos en programas de intracomunicación, pero con un enfoque diferente a lo que habitualmente se está haciendo. La comunicación interna la desarrollamos de manera horizontal, no vertical. Por ejemplo, en la elaboración de los presupuestos de la empresa están involucrados unas 150 personas de las 700 que forman la plantilla. Es un plan que pretende implicar a todo el mundo. Trabajamos con países en vías de desarrollo y hemos hecho unas jornadas corporativas en Marruecos, de manera que 130 personas participaron en un proyecto para electrificar un pueblo. A raíz de iniciativas de este tipo, la gente empieza a ver por dónde va nuestro producto. A partir de ahí, algunos de nuestros empleados se quedaron impresionados y decidieron montar la Fundación de Energías Solidarias, que lleva cuatro meses de funcionamiento y está teniendo mucha aceptación. Es una idea de nuestros empleados, que se conmovieron con la situación de los más necesitados.
¿La reputación corporativa comienza con este tipo de iniciativas?
Para poner en marcha cualquier plan de reputación corporativa debes tener primero establecido un plan de mejora. La gente, cuando convivió y vio lo que ocurría, se conmovió. Ahí también se consiguió crear semilla y conciencia de compañía. Si un empleado hace cosas por un lado y la empresa por otro, difícilmente se puede converger.
Escuchándole, se puede deducir que dirigir una compañía es una tarea sencilla.
No es difícil. Creo que el secreto está en aplicar el sentido común y unos principios básicos, como la comunicación, saber involucrar a la gente, asegurarse del crecimiento personal y profesional de todos, ya que es una manera de retención. Y poco más se necesita.
En 22 años en la misma empresa, recordará algún momento tenso.
Esto se ve ahora como un proyecto exitoso, pero ha habido épocas duras, y para poder superarlas hay que tener fe y mucha vida interior para creer en lo que estás haciendo. Lo bonito es poder creer en un sueño, y lo difícil es cuando confías en un proyecto y ves que aquellos que también creían dejan de hacerlo. Lo más duro es cuando la gente no confía en ti. Te sientes solo, pero cuando piensas que la idea es buena no te para nadie. A mí nunca me ha dado miedo el reto.
'Todo el mundo tiene un precio, pero es mejor trabajar por un sueño'
Lleva más de dos décadas en la misma empresa y no se arrepiente. Y eso que vivió la fiebre de los años noventa, la del yuppismo, en la que 'si no cambiabas de empresa era porque estabas obsoleto'. La moda era rotar cada tres años, pero de esa manera no se crea ningún proyecto empresarial. 'Sacrificas ese sueño en bien de tu territorio profesional. Y ahí se produce ese declive'.José Luis Manzano advierte que 'la constancia es la gran virtud de una compañía'. Y agrega que ofertas tentadoras siempre hay sobre la mesa de un alto ejecutivo. 'Todo el mundo tiene un precio, pero creo que es más interesante trabajar por un sueño y conseguir que éste se convierta en realidad'.Considera Isofotón su verdadera casa y no está en venta. 'Es mi familia, me siento querido y respetado'. Dice que a su equipo le pide lo mismo que a un amigo o a la pareja, que sea fiel. 'La fidelidad es lo más importante porque el ritmo de trabajo se adquiere'.Explica Manzano que Isofotón tiene un alto poder de retención muy elevado. 'La gente no se nos va. Recibimos una medida de 500 currículos mensuales, de gente que quiere trabajar con nosotros. En la universidad nos hemos convertido en un referente'.Se define como una persona con carácter, con nervio. 'Todos los días los pierdo y tengo mi genio, pero también soy una persona con una gran ventaja y es que se me ve venir. Nadie se lleva sorpresas conmigo'.Sobre su sucesión al frente de la compañía, asegura que, aunque de momento no tiene intención de jubilarse, considera que la principal obligación de un ejecutivo es preparar a un equipo de profesionales capacitados para tomar las riendas. 'Lo que hemos conseguido es impregnar a esta compañía de una forma de ser, de manera que, aunque lleves poco tiempo dentro, veas el trabajo como un proyecto de vida', matiza.