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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nuevos aires en la banca italiana

Mario Draghi, de 58 años, hasta ahora vicepresidente de Goldman Sachs, es desde ayer el nuevo gobernador del Banco de Italia, el primero sometido a vigilancia de un consejo independiente y el primero con el mandato acotado a seis años, frente al carácter vitalicio y casi intocable que tenía su puesto hasta la reforma que entra ahora en vigor. Draghi, quien también fue director del Tesoro italiano, sucede al controvertido Antonio Fazio, quien tuvo que dimitir tras meses en el ojo del huracán por su favoritismo hacia bancos nacionales en las opas sobre BNL y Antonveneta, entre acusaciones, incluido el tráfico de información privilegiada, que pueden llevarle a los tribunales. Unos escándalos por los que han tenido que dimitir y responder ante la justicia otros altos directivos, como el encarcelado Gianpiero Fiorani, ex consejero delegado de la Banca Popolare Italiana (BPI), y Giovanni Consorte, ex presidente de Unipol. En torno a estas opas se desató además una tormenta política con acusaciones cruzadas entre el primer ministro, Silvio Berlusconi, y el líder de la oposición, Romano Prodi.

Draghi, un profesional respetado en el mundo financiero, tiene que estrenarse resolviendo algunos flecos de esas operaciones en las que su antecesor se implicó en exceso. ABN ya tomó el control de Antonveneta, pero el futuro de BNL sigue en el aire. El BBVA guarda silencio sobre sus planes aunque sus opciones aumentan a medida que se desinfla la oferta que lideraba la aseguradora Unipol. Esta compañía prepara un recurso contra la decisión del banco central de vetar su opa sobre BNL, resultado de una compleja alianza a varias bandas, por falta de solvencia financiera.

Draghi deberá ser especialmente cuidadoso en este asunto, que pone a prueba su voluntad de asegurar el juego limpio en la inaplazable apertura de la banca italiana a la competencia. Italia, una de las grandes economías mundiales, requiere un sistema financiero moderno y transparente. Ese sector, hoy, está necesitado urgentemente de nuevos aires.

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