Un hito para el buen gobierno
La Comisión Conthe ha cumplido su mandato de elaborar un Código Unificado de buen gobierno que refunda y complemente los informes Olivencia y Aldama al tiempo que eleva propuestas complementarias a las instituciones financieras y al Gobierno. Se trata de un importante esfuerzo en el que han participado expertos de variadas disciplinas que han consensuado unas recomendaciones comunes. El Código atiende a los principios básicos de voluntariedad (se trata de recomendaciones: el único deber en caso de incumplimiento es explicar las razones) y de generalidad (se aplica a todas las sociedades cotizadas).
El documento está aún en fase de consulta y hay tiempo para ir analizando tanto sus aciertos como sus defectos y contradicciones. Entre los primeros, acaso los más destacados son el endurecimiento de la figura del consejero independiente, de la que se había abusado sin el menor reparo, y la exigencia de mayor información sobre las retribuciones de los consejeros. Con respecto a este último punto, acaso se echa de menos que no se pida al Gobierno una regulación que evite que la transparencia quede en el terreno de la voluntariedad. Quizá es precisamente en materia de recomendaciones al Gobierno donde el informe ha sido algo modesto, pues algunas otras propuestas también serían dignas de una mayor exigencia regulatoria, como la supresión de ciertos blindajes o -al menos- la existencia de mecanismos para su eliminación en determinadas circunstancias como opas con alta aceptación.
Junto a criterios trabajados y coherentes, también hay recomendaciones que pecan de inconcretas (verbigracia, que los consejeros limiten el número de sociedades de que sean consejeros: nadie que se sepa es consejero de infinitas empresas) o de contradictorias, en la medida en que pueden ir contra la 'maximización del valor económico de la empresa' que se proclama como interés de la compañía. Tiempo hay en todo caso de pulir el informe para tratar de que marque un hito en el buen gobierno de las empresas españolas.