Europa necesita un nuevo estado de ánimo
Cuando Europa se encuentra en un estado de ánimo miserable, todo parece ir mal al mismo tiempo. Así fue cómo se ha sentido en los últimos 12 meses, a medida que el pesimismo por el lento crecimiento y el alto desempleo sólo servían para complicar el estancamiento (...).
La economía alemana continúa siendo el motor esencial de la eurozona y del resto de la UE. Pero este no es el momento, para los líderes de la UE, de sentarse y esperar lo mejor de Berlín. Su desafío es deshacerse de su recalcitrante indecisión y dar al conjunto de Europa una nueva dirección.
Wolfgang Schüssel, el canciller austríaco, tiene la dura tarea de tratar de reactivar el debate sobre la Constitución Europea (...). Lo que la UE no necesita es un debate todavía más divisivo sobre los acuerdos institucionales. Los ciudadanos de Europa dejan claro que lo que quieren es que se ponga la prioridad en el rendimiento económico y la creación de empleos (...).
Pero la prioridad más alta de Schüssel debería ser sacar adelante algo más práctico en su conjunto: un principio de acuerdo sobre la directiva de servicios de la UE. Este es un paso esencial hacia una mayor competitividad. Se trata de la propuesta legislativa más importante en la agenda europea.