El pero de la inflación
En un escenario de buenas noticias económicas, el gran borrón del año ha sido la inflación. El Índice de Precios al Consumo ha escalado hasta diciembre a su nivel más alto desde 2002, nada menos que un 3,8%, casi el doble del objetivo oficial que marca el Banco Central Europeo. El dato -que es un avance provisional, aunque el definitivo no suele variar más allá de una décima- debe llevar a la reflexión. En primer lugar, porque los españoles pierden poder adquisitivo, aunque muchos están protegidos por las cláusulas de revisión en los convenios (que costarán unos 2.000 millones de euros) o la de las pensiones (más de 1.800 millones). No es menos importante el elevado diferencial de precios con el resto de la zona euro por lo que significa de pérdida de competitividad. Contener los precios debe ser una prioridad nacional, porque España se está jugando la continuidad de su éxito económico.