Nuevos aires en la construcción
Las grandes constructoras españolas han decidido cambiar de estrategia, dar un salto de calidad y cantidad, y transformarse en grupos más ligados a los servicios y en distintas zonas geográficas del mundo. Es decir, escapar del anticuado esquema de empresa dedicada casi exclusivamente al negocio tradicional y al mercado nacional.
La apuesta de ACS y Ferrovial por entrar en los grandes concursos de las autopistas privadas de Estados Unidos, que hoy cuenta con todo detalle Cinco Días, es una buena muestra de este decidido cambio de estrategia. De hecho, los últimos meses han estado sembrados de operaciones que emanan esta filosofía.
En cuanto a la diversificación geográfica, la empresa más activa está siendo Ferrovial. El grupo que preside Rafael del Pino ya tiene inversiones ligadas a servicios, básicamente aeroportuarias y de autopistas, en lugares tan dispares como Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá o Australia.
Respecto a la entrada en nuevos negocios dentro del mercado nacional, el movimiento más llamativo ha sido el efectuado por ACS en el sector eléctrico. La inesperada entrada en Unión Fenosa, al más puro estilo Florentino Pérez, agitó aún más los cimientos de un sector que todavía estaba tratando de digerir la opa lanzada por Gas Natural sobre Endesa. Los ejemplos no se agotan ahí. FCC está apostando por consolidar el negocio de cemento y su tradicional buena posición en el tratamiento de residuos urbanos, aunque tiene en la recámara nuevas operaciones. Acciona tampoco está dispuesta a quedarse atrás y, aunque se está centrando en la energía eólica, también tiene liquidez para dar alguna sorpresa.
En definitiva, las grandes constructoras han emprendido una cambio de rumbo valiente, cuyo objetivo básico es estar más al resguardo de hipotéticos frenazos en negocios como la construcción de viviendas o la obra pública. Eso sí, un cambio de este calado ha de ser acompañado de un mínimo de prudencia y de rentabilidad asegurada.