Telefónica y Vodafone apelan al mercado de bonos en el peor momento desde 2000
El volumen de emisiones de deuda previsto por las operadoras de telecomunicaciones llega a niveles desconocidos desde 2000 y ese año trae malos recuerdos a los inversores. El estallido de la burbuja tecnológica y la crisis que conllevó están todavía frescos en la memoria y las consecuencias las está pagando el mercado de bonos. El recorte de los ratings y el aluvión de colocaciones están disparando el coste del endeudamiento.
Las más afectadas serán dos de las mayores operadoras europeas, Vodafone y Telefónica. Junto con la danesa TDC, tienen previsto colocar el año que viene más de 38.000 millones de euros, la mayoría en forma de bonos, para hacer frente a las adquisiciones realizadas en los últimos meses, según las cifras de la agencia Bloomberg. En el conjunto del sector europeo, la cifra superará los 50.000 millones, casi el doble que la de este ejercicio.
El problema para Vodafone y Telefónica es que acudirán al mercado de bonos en el peor momento desde 2000. Según la agencia financiera, las primas de riesgo están creciendo a la tasa más rápida en cinco años frente a la deuda estatal.
Además, en el caso particular de Telefónica, la opa sobre O2 y las dudas ante su agresiva estrategia de adquisiciones le están pasando una factura añadida a la que pesa sobre el sector. Standard & Poor's ha rebajado el rating de la española hasta A-, el peor en la historia de la compañía, y ya ha anunciado que lo reducirá un escalón más si se consuma la adquisición de O2 por 26.000 millones.
Como resultado, el interés extra, o diferencial, que están demandando los inversores en una de las emisiones de bonos que Telefónica tiene en el mercado se ha disparado 19 puntos básicos desde el día anterior al anuncio de la opa sobre O2, siempre según Bloomberg.
En este escenario va Telefónica a realizar una de las mayores operaciones de refinanciación que se recuerdan, fruto del crédito sindicado de 27.000 millones recién firmado. Afortunadamente, los financieros de la operadora preveían la llegada de malos tiempos y se han cubierto las espaldas para retrasar al máximo y poder limitar la cuantía de su apelación al mercado de bonos.