_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cambio social ante el tabaco

Si un producto como el tabaco fuera a ser introducido hoy en el mercado por alguna empresa, sin duda las autoridades lo prohibirían tajantemente. Está demostrado que el tabaco es responsable directo de un 16% de todas las muertes de mayores de 35 años, además de provocar enfermedades y generar una fuerte adicción entre sus consumidores. Por su aceptación social en el pasado, y por el muy elevado número de fumadores, aproximadamente un tercio de la población adulta, no es viable una ley seca que impida su distribución, pero sí se han puesto en marcha en los países desarrollados medidas restrictivas que, en contra de un pretendido derecho a fumar ante terceros, garantizan el derecho de cualquiera a vivir sin humos. Así lo ha entendido el legislador en España, donde ayer quedó aprobada una de las normas contra el tabaco más rigurosas de Europa.

En los últimos años han proliferado las campañas informativas sobre los efectos del tabaco, pero no han bastado para atajar el consumo. El descenso de la venta de cigarrillos -el año pasado fue de 4.663 millones de cajetillas- se ha ido ralentizando, hasta el extremo de que el pasado mes de septiembre repuntó. Y aunque los fumadores adultos se enfrentan a una creciente presión para abandonar el hábito, los jóvenes siguen iniciándose masivamente en el tabaquismo.

La normativa española contra el tabaco nace con un amplio consenso político, raro en estos tiempos, a pesar de la presión de la industria y grupos afines. Las propuestas para flexibilizar la ley han sido descartadas, porque se habrían convertido en puertas para su incumplimiento. Además del propio sector tabaquero, que factura en España 11.000 millones de euros, resulta especialmente afectada la hostelería, que tendrá que habilitar zonas especiales, asumir la pérdida de clientes fumadores o cerrar el paso a los menores, medidas todas ellas costosas. Pero para forzar un cambio social en la aceptación del tabaco es necesario que cada uno ponga de su parte. El objetivo, ganar en salud y calidad de vida, justifica los sacrificios requeridos.

Más información

Archivado En

_
_