Una obligación ante los europeos
La UE intenta hoy, por segunda vez este año, alcanzar un acuerdo presupuestario para el periodo 2007-2013. La cita es de alto voltaje. Y no tanto por el calibre de las cifras (apenas el 1% del PIB comunitario, cuando cualquier Estado dedica más del 40% de su PIB a gasto público) como por la significación política de los recursos que los socios están dispuestos a destinar al proyecto común.
La negociación sorprende a la Unión en uno de sus momentos de mayor pesimismo. El proyecto de Constitución descarriló en primavera por el voto en contra en Francia y Holanda. En junio, la presidencia luxemburguesa no logró cerrar el Presupuesto. Y la incertidumbre ante la globalización y la sensación de que la Unión no avanza con tantos socios está provocando reacciones nacionalistas en varios Estados miembros.
Por eso es imprescindible que los Veinticinco den una señal de confianza a los ciudadanos y cierren cuanto antes el acuerdo presupuestario. Pero ha de ser un buen acuerdo, no cualquier mal acuerdo, como ocurriría si los fondos se recortan de áreas de crecimiento como infraestructuras o I+D. Los países del Este recién ingresados esperan un gesto de que el club sigue funcionando con ellos, pero también para ellos.
Las posturas se han acercado y la nueva propuesta que la presidencia británica hizo ayer está plagada de guiños. España es una de las beneficiadas de la nueva oferta porque vería prolongado el Fondo de Cohesión hasta 2013, y eso que cuando el actual Gobierno asumió la negociación la UE ni reconocía el derecho a seguir recibiendo esa partida. Ahora se le asignan 3.250 millones de euros durante los próximos siete años.
España, como otros países, no ha visto satisfechas todas sus reivindicaciones. Pero la cumbre debe servir para limar diferencias. La necesidad del acuerdo no debe ocultar, sin embargo, el lamentable proceso negociador. La UE debe buscar mecanismos de financiación más estables, basados en criterios objetivos -como el PIB por habitante-, que garanticen a las políticas comunitarias recursos suficientes. Si se añadiera la ambición política que falta, se vería una vocación de avanzar unidos que hoy no se percibe en la Unión.