¿Por qué se compra oro?
La fuerte subida en el precio del oro durante los últimos meses ha dejado la onza de este metal precioso al nivel más alto de los últimos 24 años. Como la mayor parte de los metales, fuentes de energía, materias primas o alimentos, el oro se negocia en mercados organizados, y en este caso el principal está en Londres. Sin embargo, y aunque tiene algunas aplicaciones de carácter industrial, las oscilaciones en el precio del oro se deben en su mayor parte a operaciones de carácter financiero.
El llamado vil metal es, así, objeto de especulación en el sentido más neutro de la palabra. El operador que compra oro lo hace porque espera que a continuación venga otro con más dinero todavía. Sin embargo, no termina de estar del todo el motivo último.
Si el oro es un activo financiero desde tiempos inmemoriales es, entre otras cosas, debido a su relativa escasez. De esta forma, una mayor inflación hace que el precio relativo del oro baje -es más barato respecto a otras cosas que son más caras- y tenderá a subir. Por otro lado, hay quien defiende que los tipos de interés altos terminarán perjudicando al oro porque suponen menor liquidez.
Históricamente se ha registrado una estrecha relación entre el dólar y el oro, de modo que si caía el dólar, subía el oro. Como el metal se compra en dólares, si esta divisa baja se abarata medido en euros. Argumentos hay para dar y tomar y ya se sabe que, en esto de la economía y los mercados, a toro pasado todos somos Manolete.
Más allá de cábalas, los datos -en este caso, los de la agencia Bloomberg- indicaban que los hedge funds han triplicado sus posiciones compradoras de oro entre julio y diciembre. Estos fondos, ávidos de rentabilidad en un 2005 en el que la baja volatilidad ha limitado sus plusvalías, probablemente hayan buscado en el oro las revalorizaciones espectaculares que han disparado el precio de metales como el níquel o el cobre. El puzle tiene, en fin, demasiadas piezas. Puede que hace años el vil metal fuese un fusible sobre las condiciones monetarias. Hoy por hoy se antoja difícil.