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Directivos

Austeridad en Rothschild

Una enorme mesa de trabajo domina el despacho de Joan Verdaguer (Barcelona, 1952), director de Banque Privée Edmond de Rothschild en Barcelona. Cuadrada, de casi dos metros de lado, pueden sentarse en ella ocho personas con comodidad. Siempre son del equipo de trabajo, porque cuando Verdaguer tiene que recibir a los clientes lo hace en alguna de las salas de reuniones. 'El despacho lo utilizo únicamente para trabajo interno, además, muchos de los encuentros con el cliente, sobre todo al principio, se hacen en su terreno', explica Verdaguer.

La gran mesa de trabajo no es la única peculiaridad del despacho de Verdaguer, también es poco habitual que la otra, la personal, este ubicada de cara a la ventana. El directivo reconoce que se ve poco en las oficinas españolas, 'no me gusta nada lo que yo llamo despacho barrera, con un sillón parapetado detrás de una mesa y dos sillas delante, no permite una comunicación fácil y fluida'. Así que Verdaguer utiliza la gran mesa cuando trabaja con otros colaboradores de la oficina y la suya, delante de un gran ventanal que da a un patio interior, cuando necesita el ordenador. Tiene dos: uno fijo, a izquierda de la mesa, y uno portátil, a la derecha. Todos los demás objetos son funcionales, teléfono, carpetas, y material de oficina.

El de Verdaguer es uno de esos despachos que no permiten adivinar mucho de su vida personal. 'Nunca me ha gustado tener fotos ni otro tipo de cosas personales'. La única concesión en ese terreno es un cartel, en la pared derecha de la mesa, que reproduce una etiqueta de una botella de vino de Barón Edmond de Rothschild de 1999, una pista de su afición por todo lo relacionado con la enología y la gastronomía. 'Yo había visitado las bodegas de Rothschild en Burdeos antes de trabajar con ellos', cuenta. De hecho, Verdaguer lleva en el grupo desde principios de este año, momento en que la banca privada de origen alemán decide abrir oficina en Barcelona y lo escoge a él como responsable del proyecto.

'No me gusta nada el despacho barrera, con un sillón parapetado detrás de una mesa y dos sillas delante'

Relatar sus 30 años de carrera profesional es hacer un paralelismo con el desarrollo de la banca en España. 'Cuando empecé no había segmentación, luego llegó la banca para empresas y luego la banca privada', cuenta. Verdaguer siempre ha trabajado en España aunque con entidades internacionales. Antes de llegar a Rothschild fue subdirector general de Credite Suisse, donde estuvo doce años, y ocupó un puesto en la dirección regional en Cataluña de Lloyds Bank, tras su paso por Banco Zaragozano y Bankinter.

Verdaguer es el responsable de la decoración de su despacho. 'Todo lo he escogido yo para sentirme cómodo'. La combinación entre madera, metal blanco y cuero y el estilo funcional de todo el espacio contrasta con el de otros despachos que ha tenido. 'Edificios muy antiguos, techos altos, sofás por todas partes, parqué del siglo XIX, pero la realidad es que no son cómodos para trabajar'. Quizá la única concesión a la decoración tradicional es el símbolo de cuatro flechas cogidas por una mano que aparece en el escudo que es el anagrama de la banca y que está impreso en la alfombra azul. Para interpretarlo hay que remontarse al origen de la compañía en Frankfurt, hace más de 200 años. Cuando Mayer Amschel Rothschild mandó en 1770 a cada uno de sus cinco hijos a desarrollar el negocio financiero en una ciudad europea.

En este tipo de negocio, la discreción es fundamental. Una regla que se cumple también en las oficinas en Barcelona. Sin acceso directo desde la calle, una pequeña placa dorada en la pared de la portería señala la existencia de la sede. Situada en la parte noble de Barcelona, pero en una calle poco transitada por encima de la Avenida Diagonal, nadie que no sepa que está allí repararía en ella. Verdaguer llega a la oficina 'entre ocho y ocho y cuarto' y acaba también a las ocho, una jornada de más de diez horas. 'Con nuestro tipo de cliente la disponibilidad es prácticamente total, y en eso el móvil ha ayudado mucho', asegura.

Las responsabilidades de Verdaguer conllevan algún viaje de vez en cuando a las sedes de la casa matriz en Ginebra o Luxemburgo.

El rincón de los préstamos

El espacio de trabajo de Joan Verdaguer tiene un rincón que muestra su participación en algunos de los mayores préstamos que se han concedido en los útlimos años en Cataluña. Es el reservado a ocho placas conmemorativas de créditos sindicados, el mayor de 10.380 millones de pesetas, concedido a la Junta de Residuos de la Generalitat.Su actual actividad en la banca personal no incluye este tipo de operaciones. Ahora debe codearse con el segmento más alto de clientes bancarios. 'No tenemos una cifra patrimonial mínima que exijamos a nuestros clientes', explica. Importa más la complejidad del patrimonio que la cantidad. 'Nuestro servicio de consultoría puede ser más necesario para un empresario con un entramado complejo, aunque sea de poco valor, que para alguien con mucha liquidez', explica.

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