Es hora de echar un vistazo a las carteras
Con la llegada del mes de diciembre comienza una época plagada de rituales, festivos en muchos casos, pero no únicamente. Diciembre es época de enmienda y buenos propósitos; momento de ordenar los armarios y dejarlos predispuestos para el año siguiente. Así que mientras unos se hacen la promesa de dejar de fumar el día 1 de enero, otros se remangan y le meten mano a su cartera para reasignar sus activos de forma que se adecuen de la mejor manera posible a las perspectivas del año entrante.
En estos días se prodigan las presentaciones de gestoras y casas de análisis en las que se analiza lo sucedido, los errores y aciertos del año, y se desgranan las perspectivas de los mercados para el ejercicio entrante.
El consenso sobre el futuro de los mercados en los próximos 12 meses suele ser bastante amplio, aunque también es verdad que son pocas las entidades que se mojan hasta la cintura y hacen previsiones al detalle.
Pero atender a lo que tienen que decir los profesionales que analizan día a día los mercados es útil, sobre todo en lo que se refiere a la composición de una cartera. Con respecto al año que viene ya pueden aventurarse algunas previsiones y apuestas, no tanto sobre dónde es mejor invertir como sobre dónde es mejor no hacerlo.
Una de ellas es la renta fija a largo plazo. Ya el año pasado los analistas advirtieron de los riesgos de la renta fija en un contexto de subidas de tipos. Al final no hubo debacle, aunque incluso el propio Alan Greenspan calificó de enigma el comportamiento de los bonos. Para 2006 la cautela para con la renta fija permanece, porque -dicen los analistas- los tipos a largo plazo están por los suelos y sólo es cuestión de tiempo que repunten.
¿Cuál es entonces la mejor apuesta para 2006? Pues la misma que para 2005: la renta variable, aunque probablemente no por sus extraordinarias perspectivas de subida, como por ser la opción menos mala.