Las acciones de EDF logran una conexión francesa
La venta de acciones de æpermil;lectricité de France (EDF) es un recordatorio oportuno de que Francia es algo menos anticapitalista de lo que su retórica política sugiere en ocasiones (...).
La privatización parcial de EDF es, no obstante, altamente significativa (...). Es posible verla en gran parte como un ejercicio de contabilidad: permite a EDF sacar capital del balance general del Gobierno y abre el camino al Ejecutivo para vender algunas de sus acciones y cumplir con las normas presupuestarias de la Unión Europea.
Con el paso del tiempo, la presencia de accionistas minoritarios y una mayor distancia entre EDF y el Estado francés deberían cambiar su cultura (...).
Lo que la privatización parcial no hará es avanzar la causa de la liberalización del mercado energético en Francia, del que EDF domina el 91% (...). Es la estructura del mercado más que la propiedad lo que cuenta para la competencia (...). En el mejor de los casos, la privatización puede que haga a EDF más proclive a vender sus acciones en la red de distribución (...).
Para sus competidores, EDF seguirá siendo el monstruo de antaño (...). Esté privatizada parcialmente o no, las autoridades europeas deben observarla como halcones en busca de signos de comportamiento anticompetitivo.