Buena salud en el sector financiero
Tras meses de consultas y entrevistas con representantes de diversas entidades financieras españolas, los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) han elaborado un primer borrador del informe sobre el sector en el que llegan a conclusiones bastante alentadoras. En términos generales, el Fondo Monetario considera que la industria financiera española goza de buena salud, a pesar del elevado peso que el crédito hipotecario sigue teniendo en el negocio de los bancos y cajas españoles. La solvencia y la estabilidad del sistema parecen, pues, garantizados.
La única crítica destacable del documento es la referida al elevado peso de los grupos políticos en los órganos de gobierno de las cajas de ahorros. Una presencia que, en opinión del Fondo, otorga a las cajas determinados privilegios respecto a otros agentes del sector (léase, los bancos). El organismo secunda así parcialmente la histórica queja de los bancos, que reclaman que las entidades de ahorros estén menos imbricadas en el tejido político y más expuestas al escrutinio del mercado.
Así y todo, el Fondo Monetario considera que las cajas españolas disfrutan de una buena posición financiera y están operando con un dinamismo muy superior al de sus homólogas de países como Alemania o Austria. Son elogios nada desdeñables si se tiene en cuenta que proceden del guardián de la ortodoxia financiera por antonomasia.
Las conclusiones definitivas del informe, que se conocerán en diciembre o a principios del año próximo, servirán para alimentar el intenso debate sobre la naturaleza jurídica de las cajas. Un debate en el que las cajas seguirán defendiendo la eficacia de su modelo y los bancos seguirán reclamando que se modifique la propiedad de estas entidades de ahorro.
Una pugna histórica en la que, al menos, nadie parece cuestionar la solvencia de unas cajas que representan la mitad del sistema financiero español. Ni siquiera el siempre ortodoxo FMI.