Todo a medida en Smile Class
Nada es por casualidad en Smile Class, cadena de sastrería a medida en plena expansión que prevé abrir en los próximos cinco años 45 tiendas en España, una en Alemania, otra en Montecarlo y otra en Londres. Su consejero delegado, Jesús Martínez-Cabrera, de 44 años, es un hombre que cuida al máximo todos los detalles. Una de sus obsesiones es que se respete la filosofía y los pilares sobre los que se sostiene la marca. Por ejemplo, los colores. Las tonalidades de Smile Class son el gris y el vino burdeos. æpermil;l mismo va vestido en esos tonos, combina el traje con la corbata, el pañuelo y el cinturón. Los interruptores de la luz, los altavoces del equipo de música, los maceteros y hasta el granito que adorna las paredes busca que sea de color granate. 'El detalle es lo que marca cualquier diferencia entre lo bueno y lo excelente. Y yo siempre he buscado, a lo largo de mi trayectoria, la excelencia', explica este ejecutivo.
Martínez-Cabrera habla rápido, muy rápido. Y confiesa que es un ejecutivo muy activo. Tal vez por ello, para no perder tiempo, se mueve por la ciudad en una Harley Davidson y reconoce ser un apasionado de los coches de la casa Mercedes Benz. De hecho, las paredes de su despacho están decoradas con pinturas de motos o de automóviles de la citadas marcas. 'Soy una persona muy apasionada de todo lo que me gusta y vivo con gran intensidad todo lo que hago'. Y eso incluye, por supuesto, el mundo de los negocios, en el que se aventuró hace cuatro años. Hasta entonces había trabajado en varias multinacionales del sector de la automoción y de la siderurgia. 'Busqué la oportunidad de crear una empresa y la encontré. Para mí Smile Class es un vicio, una motivación por hacer algo nuevo, pero también por ser generador de empleo, que es lo que verdaderamente me gusta'.
Una vez independizado, decidió seguir con los contactos que tenía en el sector siderúrgico y creó Smile Steel, que incluye ocho compañías que abarcan asuntos de logística, distribución siderúrgica, arrendamientos, promoción inmobiliaria y, por último, el sector de la moda donde se ubica Smile Class. Y decidió bautizar su iniciativa con el nombre de smile (en inglés, sonrisa), algo que él considera importante dentro del mundo de la empresa. 'Hace falta esbozar más sonrisas. Se consiguen muchas más cosas'.
'Es necesario el valor añadido, la sonrisa, algo en lo que muchos emprendedores, por desgracia, se pierden'
A lo largo de toda su carrera siempre ha decorado todos los despachos que ha ocupado. 'Paso muchas horas en el trabajo como para descuidar ese detalle. Me gusta trabajar en espacios confortables, donde pueda estar a gusto'. El espacio que ocupa, situado en un barrio madrileño de la zona norte, está repleto de plantas, 'me gusta verlas crecer, es algo que me da vida y me alegra'.
Por lo demás, define la decoración del despacho como espartana, 'con muebles simples', eso sí, en tonos de madera rojiza. A pesar de ello, explica que no se considera maniático de nada, aunque le gusta que todo esté en orden. 'Soy detallista, pero no tengo manías. Sin embargo, siempre recuerdo algo que dice mi madre: que lo que marca la diferencia es el pie de foto. Cuando te examinas y explicas el pie de foto le estás dando un valor añadido al examen', explica.
Y el secreto para que un negocio funcione, explica Martínez-Cabrera, se encuentra en tener visión, 'esa es la parte creativa del emprendedor, que visualiza un nicho de mercado y tiene en mente un concepto nuevo de negocio'. En segundo lugar, ha de haber una estrategia, 'la parte cognitiva, en la que entra la formación y el conocimiento, y en la que hay que entender de números'. Y por último, es necesario el valor añadido, 'la sonrisa, algo en lo que muchos emprendedores, por desgracia, se pierden'. Y para distinguirse de la competencia es necesario aportar algo distinto, tener en cuenta las necesidades del cliente.
En este sentido, apunta que la filosofía de Smile Class sigue a rajatabla ese servicio a los clientes. 'No todos son iguales y nosotros apostamos por la individualidad y el deseo de cada persona'. Por ello, toda la sastrería, camisería y complementos se adaptan al gusto del consumidor. 'Se trata de tener amigos más que clientes'.
Algo más que vivir comiendo
Siempre le ha acompañado en toda su trayectoria la estatua de la figura en ébano de un negro. La compró hace 18 años en un viaje profesional que realizó a Kenia y desde entonces siempre tiene presente un mensaje: la grandeza y realidad de la vida.'Hay unos que vivimos comiendo y hay otros que viven para poder comer. Y eso te hace pensar y ver que la vida es algo más que estar en buenos hoteles y comer en los mejores restaurantes', afirma Martínez-Cabrera, quien asegura que de su paso por varias multinacionales descubrió lo que no se puede hacer dentro de una empresa. 'Hay muchas compañías que hacen el boceto, pero luego no saben darle color ni buscarle un marco a ese cuadro. Hay que cuidar a la gente que tiene grandes ideas y hacer un esfuerzo por mimar los detalles', afirma.Y si algo le gusta destacar a este ejecutivo es otro detalle, que en un principio puede pasar inadvertido, como son los pilares y columnas que sustentan la oficina. 'Son decorativas, pero para mí son muy importantes porque me inspiran solidez, la misma que quiero darle a la empresa'.Asegura que es una persona dialogante y tolerante. 'Algo que puede llevar a error, siempre hay quien lo confunde con amistad'.