El récord español en el empleo
Sólo los más viejos del lugar recuerdan cifras tan positivas en el mercado laboral como las de la encuesta de población activa (EPA) del tercer trimestre. Entre julio y septiembre el número de ocupados aumentó en 296.100, y en los últimos doce meses se crearon 930.000 empleos (+5,13%). Es decir, España bordea el mítico récord de 3.000 nuevos empleos al día y los 20 millones de ocupados. A la vez, el paro bajó en 179.700 personas, hasta 1.765.000, lo que deja la tasa de desempleo en el 8,42%, el nivel más bajo desde 1979, hace más de un cuarto de siglo.
Algunos matices como la subida del crecimiento de la ocupación a la vez que cae el de trabajadores activos sugiere que faltan ajustes tras los cambios metodológicos introducidos a principios de año. Igualmente sorprende el tirón en el empleo a tiempo parcial (17%), que parece alejado de la realidad. A pesar de eso, y una vez descontados también los efectos estadísticos positivos del proceso extraordinario de regularización de inmigrantes, las cifras reafirman una fortaleza inédita en la UE. España se ha convertido en la locomotora europea del empleo y el ministro de Trabajo asegura que el 70% del empleo de los 25 se crea aquí.
Pero no sobrará recordar los peligros que entraña la autocomplacencia. Porque el lustroso mercado laboral español tiene serios problemas a considerar. Y, entre ellos, no son menores la dependencia sectorial, la excesiva temporalidad y la reforma pendiente.
Ha habido una ligera recuperación de la industria, desde tasas negativas, y permanece la natural fortaleza de los servicios, pero la mayor tasa de crecimiento del empleo sigue en la construcción. El tercer trimestre se ha acercado al 8% pese a ciertos síntomas de ralentización del sector. Las fuertes inversiones en infraestructuras despejan en parte la incógnita, que no es más que el reflejo del desequilibrado modelo de crecimiento que aún sufre la economía española, a la espera de la recuperación del sector exterior.
La temporalidad sigue siendo la gran prueba a superar. Si hay un borrón en los magníficos datos de empleo, es que la tasa de temporalidad ha crecido más de un punto, hasta el 34,39%. Y es una tendencia que empeora: nueve de cada diez empleos creados el último trimestre es temporal. Hay expertos que quitan hierro a este problema, fijándose en los positivos resultados de la experiencia alemana, pero no parece la mejor guía. Porque a la inseguridad laboral se suma la menor productividad de los trabajadores temporales.
La extraordinaria evolución del mercado laboral debe servir también de estímulo a las lentas negociaciones sobre la reforma laboral. Tras la propuesta avanzada por el Gobierno es exigible a la patronal y a los sindicatos que no dilapiden la oportunidad de hacer sostenible un mercado de trabajo con el que no hace mucho no nos atrevíamos ni a soñar.
La EPA sugiere que la economía ha mantenido un ritmo de crecimiento similar al 3,4% del segundo trimestre. Y en el haber también se coloca el recorte en octubre de tres décimas en la inflación armonizada, hasta 3,5%. El descontrol de los precios es el principal problema de la economía española, por eso resulta más positivo que el diferencial con la zona euro se recorte, aunque siga peligrosamente en torno a un punto.