Las claves del miedo. De movimientos preventivos a la amenaza seria
¿Por qué la inflación genera tanta alarma en los mercados financieros y hace que caigan las Bolsas?
Cuando sube la inflación los bancos centrales elevan los tipos para controlar los precios. El encarecimiento del dinero desincentiva la inversión. Además, el aumento de la inflación repercute en un crecimiento de los costes de las empresas, con el consiguiente impacto en los beneficios y, como consecuencia, caída de las cotizaciones. La inflación también tiene un efecto directo en la capacidad adquisitiva de las familias. Al aumentar los precios, disminuye la renta disponible y se reduce el ahorro y la posibilidad de destinarlo a las Bolsas. Además, al elevarse la inflación, disminuye la rentabilidad real de las acciones, reduciéndose su atractivo para el inversor.
¿Por qué se dice que la inflación puede ahogar el crecimiento económico?
Hubo una época en la que la recuperación económica acababa por generar un alza en los precios y los salarios que ahogaba la expansión y conducía a una recesión. Entre 1969 y 1981 una inflación galopante generó cuatro recesiones. La peor de ellas, en 1981-82, tuvo consecuencias nefastas para el empleo. Los cambios estructurales que se han producido en la economía han reducido estos riesgos. De hecho, ahora es posible compatibilizar fuertes crecimientos económicos con tasas moderadas de precios. El año pasado, el PIB mundial creció un 5,1%, la tasa más alta desde 1974, y la tasa de inflación mundial fue del 3,7%, la más baja desde que el FMI tiene registros estadísticos.
¿Cuál es el peor escenario macroeconómico?
Lo peor es lo que los técnicos llaman estanflación, es decir, ralentización del crecimiento económico en paralelo a un aumento de la inflación. Por eso los mercados están ahora tan pendientes de ambas variables y temen que si los bancos centrales van demasiado lejos en las subidas de tipos puedan acabar ahogando el crecimiento, que no da signos de excesiva fortaleza. Hay que tener en cuenta que no siempre se cumple el paradigma de que la Bolsa baja cuando los tipos suben. La Bolsa sube o baja también en función de las expectativas de crecimiento y los tipos también suben en función de esas expectativas, por lo que alzas graduales que descuenten mejoría económica no tendrían por qué ser traumáticas. La cuestión es saber qué lectura hacen los mercados y si las subidas son movimientos preventivos ante la recuperación o responden a amenazas serias.