Pedro el Grande, de la UE

Peter Pedro Mandelson es histriónico, suele ser divertido, es a menudo directo en su forma de hablar y tiene razón. No siempre, por supuesto (...). Pero el pasado martes asistimos a uno de sus mejores momentos.

Los tiempos de Mandelson como comisario europeo de Comercio no han sido siempre gratos (...). Emergió de las guerras textiles con China (...) como un Lord Cardigan del siglo XXI, al frente de una orgullosa pero mal planeada carga de la brigada ligera de los géneros de punto mediterráneos (...) contra los telares de Guangdong.

Pero el pasado martes ganó una victoria notable. En la misma semana en que hace 200 años se produjo la victoria de Trafalgar, nuestro hombre sobre el puente de mando miró fijamente a los franceses -aunque esta vez a través de las mesas de negociación de Luxemburgo- y ganó. El asunto era vital. Si queremos permitir desarrollarse a los países en vías de desarrollo, las injusticias paralizantes del comercio a las que son sometidos deben ser eliminadas. Sólo echando los egregios excesos de la Política Agrícola Común en la batidora de las conversaciones cobre comercio internacional puede haber una esperanza de progreso. Nuestro protagonista estuvo estupendo. Es más, hizo parecer a la Comisión Europea constructiva, ilustrada e importante. Y eso tiene su mérito.