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Huracán

Katrina levanta la conciencia de Wall Street

El huracán obliga al sector financiero a valorar el cambio climático como un riesgo

Semanas después de que Katrina y Rita golpeasen el corazón energético de EE UU, los académicos -y los políticos- siguen sin ponerse de acuerdo sobre si estos fenómenos son fruto del calentamiento global del planeta. No obstante, en el país en el que con más escepticismo y, a veces, hostilidad se contempla la regulación medioambiental, los inversores empiezan a tomarse esta cuestión en serio. En Wall Street, donde pese a la visión cortoplacista el pragmatismo manda, se habla del cambio climático como un riesgo financiero incluso desde antes de Katrina.

Así, grandes inversores como Calpers -fondo de pensiones de los funcionarios de California, uno de los mayores del mundo- creen que la sensibilidad medioambiental, que ellos llevan tiempo cuidando, se puede multiplicar tras el paso del Katrina y darse un efecto dominó. Un portavoz de este fondo de pensiones de California explicaba que los huracanes 'han dado validez' a la atención que esta entidad presta a las cuestiones medioambientales.

Calpers adoptó a mediados de septiembre un plan para lograr la mejora de las emisiones de gases de efecto invernadero de las compañías eléctricas. Es el Proyecto de Informes de Gases de Efecto Invernadero (GHG), una iniciativa tomada junto con Calters -el fondo de los profesores de California- y el Proyecto de Revelación del Carbono (Carbon Disclosure Project), cuyo objeto es que las eléctricas informen de emisiones 'que puedan contribuir a un potencialmente costoso calentamiento global'. Rob Feckner, presidente del consejo de Calpers, dice que una administración ecológica firme 'es una cuestión importante de gobierno corporativo porque sin ella arriesgamos un impacto potencialmente negativo en nuestras inversiones y en el medio ambiente'. Además es una estrategia rentable. En la publicación especializada Financial Analysts Journal de marzo, un estudio titulado El puzzle de la prima de la ecoeficiencia evidenciaba que una cartera de compañías de alta capitalización calificadas como ecoeficientes ha sido más rentable entre 1995 y 2003 que otra con empresas que no lo fueran.

Cada vez más compañías se apuntan a esta moda. Entre ellas el gigante General Electric, que este año puso en marcha un compromiso medioambiental que, entre otras cosas, habla de reducir los gases de efecto invernadero. Es algo aplaudido por el Gobierno de EE UU, que no firma el Tratado de Kioto y pide limites voluntarios a las emisiones. Mientras, firmas como JPMorgan, Goldman Sachs y Morgan Stanley dan por hecho que esta cuestión tiene cada vez más importancia para la opinión pública y para los firmantes de Kioto.

JPMorgan abrió en 2004 una Oficina de Asuntos Medioambientales para integrar 'la sensibilidad ecológica en el proceso de gestión de riesgos'. Este banco considera que el equilibrio de factores no financieros como este son 'fundamentales en la gestión de riesgos y la protección de inversores'. Hace unas semanas los analistas de automoción de este banco dijeron en un informe titulado 'Coches y Cambio Climático' que pese a la falta de evidencia inmediata, 'las preocupaciones sobre el calentamiento global conceden bases legítimas para la inversión a corto plazo en esta industria'.

La visión es parecida a la de Michael Moran y Abby Joseph Cohen, de Goldman Sachs. En un informe de agosto en el que afirmaban que incluso si un inversor no está convencido de que los gases de efecto invernadero causan el cambio del clima 'el tema tendrá implicaciones para los mercados financieros y la evolución corporativa. Ya ha habido cambios regulatorios en muchos estados y muchos inversores y aseguradoras calculan sus obligaciones medioambientales'.

Según Moran y Cohen, incluso quienes no estén interesados en la Inversión Socialmente Responsable necesitan considerar las ramificaciones financieras del calentamiento global. 'Estándares más limpios podrían imponerse en inversión de capital o fábricas y hay mucho dinero involucrado en ello', dicen en Goldman. 'El cambio climático es un tema que debe estar en las agendas de todos los consejos', explican.

De momento no lo está en la de la Casa Blanca. Analistas como Neil McMahon de Sanford Bernstein aseguraban a Bloomberg que Katrina 'va a hacer que la oposición de Bush a los límites obligatorios de emisiones sea más difícil de defender'. Morton Cohen, gestor en Clarion Group explicaba que 'Katrina será un estímulo para que Bush actúe'. En Calpers, sus portavoces son más cautos. Esperan que otros inversores sigan sus pasos pero su portavoz duda al dar una respuesta clara sobre si se podrá convencer a la Casa Blanca: 'Espero que lleguen donde nosotros queremos llegar'.

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