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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Berlín despeja una incógnita

El motor económico de Europa tiene nueva canciller. La democristiana Angela Merkel, primera mujer que ocupará ese puesto en Alemania, parece destinada a encabezar una inevitable renovación del liderazgo europeo. Porque, como antes lo hicieron en Madrid y Lisboa, también resuenan tambores de cambio en París, Londres, Roma o Varsovia. Pero la experiencia de las elecciones alemanas ha demostrado que el mandato de las opiniones públicas puede abrir tantas incertidumbres como despeja.

Merkel se ha visto obligada a aceptar una gran coalición con la oposición socialista de Gerhard Schröder (SPD), que mantendrá las importantes carteras de Exteriores, Finanzas, Trabajo, Sanidad, Transporte y Medio Ambiente, además de Justicia y Ayuda al Desarrollo, lo que revela el alcance de la factura pagada por la CDU de Merkel para gobernar.

Esta grosse Koalition tiene por delante la difícil tarea de rematar las urgentes reformas económicas acometidas por el canciller saliente y la consolidación pendiente de las finanzas públicas. En lo primero, los pasos son incipientes, pero la presencia de los dos principales partidos en el Gobierno debería dar un impulso al proceso. La unión CDU/CSU-SPD también puede permitir que el nuevo Gobierno emprenda el saneamiento de las finanzas públicas en un país que incumple el Pacto de Estabilidad de la UE. Este segundo logro contribuiría a que Berlín recupere su papel central en la UE, cuando el club atraviesa la grave crisis por el colapso del proyecto constitucional.

La experiencia histórica alerta, sin embargo, sobre los riesgos de parálisis que pueden derivarse de los compromisos necesarios para dirigir una gran coalición como la surgida en Berlín. Ayer mismo, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, advertía de que en Europa 'los ciudadanos, para dar la bienvenida a las reformas, tienen que entender para qué se hacen'. Socialistas y conservadores deberán hacer ahora en Alemania un esfuerzo cuyo éxito o fracaso reverberará en las economías de toda la Unión.

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