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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Tiempos difíciles para Iberia

Frente a la tentación de la autocomplacencia por los buenos resultados de los últimos años, Iberia ha realizado un diagnóstico realista -bordeando el pesimismo- de los problemas a que se enfrenta ahora y en los próximos años. El alto precio del combustible, la ampliación de la red de trenes de alta velocidad y la creciente penetración de las aerolíneas de vuelos baratos son las tres grandes amenazas que se ciernen sobre la compañía. 150 directivos de la compañía han estado trabajando durante meses para identificar una serie de medidas con las que hacer frente a ese entorno de gran competencia y de costes de combustible crecientes.

El resultado de ese trabajo es un nuevo plan director del que Iberia sólo ha comunicado las grandes líneas. A falta de un examen más minucioso, junto a objetivos acertados y medidas inteligentes en la línea de las que han dado resultado en los últimos años, hay cierta indefinición con respecto al modelo de compañía al que aspira Iberia. Aunque la actual coyuntura del negocio aéreo no invita demasiado al optimismo, el plan peca a veces de excesivamente conservador. Que, en la nota de la compañía, la ampliación de Barajas sea citada más como una amenaza que como la gran oportunidad que representa es una muestra de ello.

La contención de costes ha sido clave en la buena posición relativa de que goza ahora Iberia, pero es una herramienta que tiene sus límites, y concederle una importancia desmesurada puede obstaculizar el desarrollo de la compañía. Para empezar, los empleados de Iberia han mostrado su oposición a las medidas de reducción de plantilla y congelación salarial planteadas por la dirección, y ésta debe entender que un conflicto abierto puede hacer más daño a la empresa que una mayor flexibilidad negociadora. Los empleados, por su parte, deben ser conscientes de que no pueden separar radicalmente sus mejoras retributivas de los objetivos de rentabilidad y resultados de la empresa. Si ambas partes son conscientes de ello, será posible evitar un otoño caliente en el sector aéreo.

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