KPN se dispara en Bolsa ante el supuesto interés de Telefónica
Cada vez que un operador está en venta, uno de los primeros candidatos para comprarlo es Telefónica. Y es que la firma española tiene recursos financieros y un nivel de deuda que deja sitio para adquisiciones de envergadura, con cerca de 17.000 millones de euros disponibles hasta 2008.
En la economía doméstica, la capacidad de ahorro es un signo de salud financiera, pero en la empresarial la situación no está tan clara. Por supuesto, el excesivo endeudamiento no es el mejor pasaporte para el éxito, aunque una tesorería o una caja desmesurada tampoco lo son. En cuanto hay liquidez, los analistas tienen claro que hay que buscar destino para ella, porque si no se rentabiliza mejor está en manos de los accionistas.
Desde el escenario familiar, Telefónica cuenta con todos los parabienes. Su capacidad de ahorro -flujo de caja libre- se cifra en 36.000 millones entre 2005 y 2008 y con esa renta puede pagar dividendos de 0,5 euros por acción este año, garantizarlo como mínimo para 2006, así como ejecutar un plan de recompra de acciones de 6.000 millones hasta 2007.
Todavía le queda dinero para aquilatar su solvencia financiera. El compromiso de Telefónica es proteger su rating -tiene una A, fruto de su cuidado nivel de deuda- y en 2003 dijo que reservaría para ello casi 8.000 millones.
Con 11.000 millones comprometidos en remunerar al accionista y asumiendo que la protección del rating tiene el mismo peso que hace dos años, el dinero contante y sonante para que Telefónica desarrolle su negocio y lo haga crecer suma 17.000 millones entre 2005 y 2008.
Y ahí es donde entran en juego las tesis empresariales sobre la forma de utilizar los fondos. Este dinero existe y para él hay que buscar el mejor destino. Las compras son un claro escenario y de ahí la adquisición de Cesky Telecom; pero aún hay campo para más.
En Telefónica lo saben; por eso su equipo de fusiones y adquisiciones mira todas las oportunidades de compra que se le presenten. También lo conocen los vendedores, que enseguida buscan a la española para presentarle sus propuestas, y por supuesto lo sabe el mercado, que no duda en colocar a Telefónica como candidata preferida a hacerse con casi cualquier empresa que se mueva.
Y por eso KPN se disparó ayer un 7% en Bolsa -la mayor subida en año y medio, con el mayor volumen en siete meses-, a pesar de que todos los implicados, incluido el Gobierno holandés -dueño de algo más del 14% del capital-, negaron los contactos. De hecho, antes de que el Wall Street Journal publicara ayer la existencia de acercamientos preliminares, Merrill Lynch había firmado un informe dedicado exclusivamente a estudiar la posible compra de KPN por parte de Telefónica. La idea no le parecía en absoluto desacertada, incluso sumando a KPN el negocio móvil en Alemania de O2, lo que encarecía la operación.
Otra muestra de que Telefónica tiene capacidad para comprar y de que el mercado lo sabe es la evolución del valor en Bolsa. La firma está penalizada por la incertidumbre que generan las posibles adquisiciones. Y ello pese a que el presidente, César Alierta, ha prometido que las compras serán selectivas, que aportarán crecimiento y que no pondrán en peligro la remuneración al accionista.
El cambio desde la consolidación a la adquisición
El último ex presidente de Telefónica, Juan Villalonga, estuvo en una perpetua posición compradora durante su mandato, pero cuando Alierta tomó las riendas decretó un respiro para trabajar en la consolidación. Ese paréntesis ha terminado. La compra de las filiales latinoamericanas de Bellsouth marcó el final de esa época y la adquisición de Cesky Telecom lo reafirmó.Ahora Telefónica está mirando a Colombia y también a Túnez. Europa está, en principio, más lejos del objetivo, pero no hay que olvidar que hace muy pocos días la compañía rehusó descartar ante la Bolsa del Reino Unido un hipotético interés en la operadora celular O2.