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Juan José Almagro

'Un jefe debe plantearse si quiere serlo'

Sólo ha trabajado en la compañía aseguradora. Y no está cansado. Está lejos de la imagen del ejecutivo al uso. Reconoce que habría que dedicar más tiempo a la vida personal. En su caso, la familia, la lectura, el golf y el Betis.

Es directo cuando habla y siempre mira a los ojos. Debe ser un hábito reforzado en su etapa de presidente de la unidad de recursos humanos de Mapfre. Juan José Almagro, nació hace 55 años en æscaron;beda (Jaén), ciudad de la que se siente especialmente orgulloso y de la que recalca su distinción de Patrimonio de la Humanidad, tiene entre sus tareas la responsabilidad del área de comunicación y de responsabilidad corporativa dentro de la aseguradora. Es licenciado en Derecho y es autor de varios ensayo sobre la gestión de las personas, entre ellos, æpermil;rase una vez... jefes, jefazos y jefecillos.

¿Podría aclararme la diferencia entre jefe y jefecillo?

El jefecillo se distingue de forma fácil, es un pobre hombre o una pobre mujer. Es el que grita a destiempo, se cree lo que no es y es un pelota. Los jefecillos abundan mucho en las empresas. El jefe es el que delega responsabilidades sobre las personas, ése es el que puede colgarse esa etiqueta. Esto de los cargos es gracioso. Pero si quieres conocer a alguien dale un carguillo. No eres más por el cargo que por ser persona. Cuando en tu tarjeta de visita pone que eres jefe te crees que has subido al séptimo cielo, y lo que tienes que hacer es hacer que las personas que trabajan contigo crezcan como personas.

'Los mandos intermedios tienen que aguantar incomprensiones. Están a caballo entre la alta dirección y los empleados'

'El problema es cuando se accede a un cargo por ganar dinero y medrar, pero si se quiere ser ejecutivo y se prepara para ello no hay inconveniente'

¿Es difícil ser jefe cuando estás sometido a un sinfín de presiones?

En el mundo en el que estamos, las empresas están sometidas a demasiadas presiones, a una gran competitividad. Hay que aprender a trabajar con los jefes. Todos los que tienen responsabilidades deberían formarse en determinadas habilidades, como saber felicitar, reprender, crear equipo y aprender a delegar. Hay que aprender a ser jefe.

¿Qué carencias tienen los ejecutivos?

Creo que les falta formación. No puede ser un privilegio, sino que debe ser una constante dentro de una empresa. Si quiere desarrollar su carrera profesional y no quedarse anclado debe apostar por la formación. Nunca dejas de aprender, es algo que nunca se agota. Los títulos universitarios no garantizan nada. Desafortunadamente existe un cierto divorcio entre el mundo de la empresa y la universidad. Ese divorcio se rompería si las empresas establecieran puentes con la universidad, que debería ajustarse a lo que exige el mercado empresarial.

¿Qué demandan las empresas en este sentido?

El mercado pide formación, idiomas, habilidades directivas, lealtad y alguna dosis de humanismo. Estamos en un proceso importante porque tenemos una oportunidad, en estos momentos, a través del concepto de responsabilidad social corporativa. Ese concepto se expandirá si las empresas lo asumimos como propio. El humanismo es importantísimo porque se basa en algo tan sencillo como pensar en la persona. El jefe que no esté dispuesto a tener en cuenta a la persona que tiene al lado debería rechazar el puesto.

¿Pero muy pocos rechazan un puesto de este tipo?

Un tanto por ciento muy escaso lo rechaza, pero también hay quién no quiere ser jefe. Hay personas que prefieren ser sus propios jefes y no aspiran a más. Lo primero que tiene que hacer un jefe es plantearse si quiere ser jefe, si está cualificado para ello. Si lo deseas sólo por el aspecto económico fracasarás. El dinero es un valor instrumental, pero no esencial. Cuando eres jefe tienes que cumplir objetivos, pero también saber involucrar a los que tienes alrededor y que crezcan como personas.

¿Los mandos intermedios son los que peor lo tienen dentro de una empresa?

Tienen que aguantar muchas incomprensiones porque están a caballo entre la alta dirección y los empleados. No forma parte de ninguno de los dos grupos. El empleado lo considera del bando de los altos directivos y éstos a su vez no le consideran de los suyos. Nada entre dos aguas, pero también le va en el sueldo.

Hay algunos directivos que afirman que ellos siempre habían aspirado la ocupar un cargo importante en una empresa.

Si estudian y adquieren habilidades para conseguirlo es estupendo. El problema es cuando se accede a un cargo por ganar dinero y medrar, pero si se quiere ser ejecutivo y se afana para ello no hay inconveniente.

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