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Tribuna
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El regreso del gasto público incontrolado

Las cuentas públicas para 2006. Los Presupuestos Generales del Estado para el próximo ejercicio, que apuestan por la inversión productiva para fortalecer el crecimiento de la economía española, iniciaron el martes su trámite parlamentario. Los autores analizan desde diferentes puntos de vista las cuentas diseñadas por el equipo económico del Gobierno

Siguiendo el ritual tradicional, el ministro de Economía presentó ayer en el Parlamento los Presupuestos para 2006. Pedro Solbes, que ya fuera ministro con Felipe González y presentó los Presupuestos entre 1993 y 1996, ha traído unas cuentas más parecidas a las de los últimos años del Gobierno socialista que a las de los ocho años del PP.

En estos dos años, el Gobierno socialista, siguiendo la pauta de conducta que le caracteriza, se ha ido deslizando por la senda del gasto público y ya estos Presupuestos presentan un incremento del gasto un punto por encima del crecimiento de la economía. Es decir, se rompe el comportamiento tradicional de los Gobiernos del PP de un descenso paulatino del sector público y se vuelve a más gasto público, más sector público, por tanto, a un crecimiento enorme de la presión fiscal para poder mantener los compromisos europeos de déficit. Y se constituye el rasgo más importante de estos Presupuestos y el que mejor define la diferencia de una política económica y otra.

El incremento del peso del sector público, produce de manera automática un menor peso proporcional de la iniciativa privada y social. En opinión del PP, lo que mejor garantiza el futuro de un país, su modernización, la senda del crecimiento y del empleo es abrir cauces a la iniciativa privada, dejar que la iniciativa privada y social, con libertad, emprenda nuevos proyectos y dé cauce a que los ciudadanos emprendan nuevos proyectos. Con un sector público cada vez mayor, se produce mayor necesidad de financiación, que sólo es posible compensar con déficit o con más impuestos. Ambas cosas son perjudiciales para la economía y para el bienestar de los ciudadanos. Cuando los Gobiernos presentan el Presupuesto todos dicen lo mismo: 'Más inversión y más gasto social', pero en este el gasto social no aumenta como dice el Gobierno y la inversión es mucho menor de lo que aparece en la propaganda gubernamental. Por poner un ejemplo, el gasto en pensiones crece un 6,9% y en el último año del Gobierno del PP crecía un 7,1%. Ciertamente, los compromisos de gasto de un Gobierno ya están enormemente comprometidos. Tiene que seguir pagando los salarios de los funcionarios, de las fuerzas y cuerpos de seguridad, del ejército... tiene que seguir con el mantenimiento de los inmuebles y prestando los servicios que ya se estaban dando. Por otra parte, hay inversiones que se están realizando desde hace años, por ejemplo los AVE, y el Gobierno con mayor o menor intensidad tiene que seguir con ellas. Pero hay detalles que permiten calificar un Presupuesto de bueno o malo, justo o injusto. El Presupuesto para 2006 es malo. Ya he hablado del incremento del gasto público en el PIB, pero es que además no da solución a ninguno de los problemas estructurales que tiene nuestra economía. La inflación, que es el impuesto más injusto y el que más castiga a los ciudadanos de rentas más bajas se va a situar al final de 2005 en el 4%, casi el doble que la media comunitaria. Indudablemente, el precio del petróleo influye, pero a todos los países y sin embargo nosotros tenemos un diferencial de inflación y perjudica nuestra capacidad competitiva y daña enormemente el poder adquisitivo de las familias. Pues bien, este Presupuesto tiene elementos enormemente inflacionarios.

Por otra parte, nuestra economía tiene un desequilibrio en las cuentas exteriores, como ha señalado el comisario europeo Joaquín Almunia, está perjudicando mucho nuestro crecimiento. Lejos de ayudar a corregir el desequilibrio exterior lo potencia y además, como han señalado muchos analistas económicos, las previsiones que realiza son excesivamente optimistas. El tercer desequilibrio es nuestra política industrial. España está teniendo índices de producción industrial negativos y el Presupuesto tampoco va a ayudar a mejorar nuestra capacidad.

Además, el presupuesto es injusto. Las familias van a sufrir un incremento de impuestos. Las deducciones familiares se mantienen en los niveles de hace tres años. Como si hoy costara mantener a un hijo lo mismo. El Presupuesto es injusto para las familias y con algunas autonomías. Quizá el Gobierno, buscando apoyos para mantenerse en el poder, está concediendo privilegios a unos frente a otros. Por eso, las inversiones en unos territorios casi duplican a las de otros.

Este no es el Presupuesto que España necesita. Quizá le valga al PSOE, pero desde luego no es el mejor ni para la competitividad ni para la productividad ni para la calidad del empleo ni mucho menos para las familias.

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