El Parlamento europeo aprueba la rotación de auditores cada siete años
El pleno del Parlamento europeo votará hoy en Estrasburgo la nueva directiva sobre control de las firmas auditoras, un texto cuyo alcance se ha ido diluyendo a lo largo de la tramitación legislativa.
La propuesta de partida coincidió con los escándalos contables de Enron y Parmalat; y aunque no fue una respuesta a ningún fraude concreto, se interpretó como un intento de regeneración del gremio para aumentar la confianza de los inversores.
La nueva ley establece la rotación obligatoria del socio auditor cada siete años, dos más que los propuestos por la Comisión Europea. La llamada rotación externa, u obligación de que las empresas cambien periódicamente de firma auditora y no sólo de socio, se deja como opción para la legislación nacional.
Los europarlamentarios también han conseguido que los Estados miembros puedan suprimir la obligación de crear comités de auditorías en las empresas.
En cuanto a la controvertida reforma sobre la responsabilidad de los auditores, la directiva prevé que siga siendo limitada y aplaza a 2006 una posible reforma del sistema.
El acuerdo final ha perdido así la ambición inicial. La directiva lo reconoce expresamente en su artículo 52, calificando el texto como una armonización de mínimos y autorizando a los Estados a imponer normas más exigentes si lo desean.
La directiva entrará en vigor cuando el servicio de auditoría se encuentra dominado a nivel mundial por sólo cuatro grandes firmas. La quinta, Arthur Andersen, desapareció como consecuencia del caso Enron.
'Un nuevo escándalo, que hiciera perder la confianza en otra gran auditora podría ser fatal no sólo para la afectada sino para la estabilidad del sistema', advierte el eurodiputado socialista Antonio Masip.
El texto recibirá hoy probablemente el respaldo mayoritario de la Eurocámara. El último escollo sólo atañe a los poderes de la Comisión y el Parlamento sobre el seguimiento de una ley prácticamente anodina.