Antonio Fazio y la anomalía italiana
El hecho de que un ministro sea destituido o dimita en Italia no es una gran novedad. Pero que sea el titular de Economía el que presente su renuncia, a causa de un Gobernador del Banco de Italia -Antonio Fazio- aferrado a su cargo con terquedad inusitada entre acusaciones de intervencionismo y favoritismos en el sector financiero, es como para hacer saltar todas las alarmas en el país.
Domenico Siniscalco presentó ayer su dimisión como titular de Economía, y Silvio Berlusconi ha vuelto a nombrar para el cargo a Giulio Tremonti, un duro crítico de Fazio que dejó esa cartera hace poco más de un año. Sólo para poder dar este paso el primer ministro ha cedido a la exigencia de sus socios de la Alianza Nacional de retirarle la confianza al Gobernador del Banco de Italia. Fazio está acusado de haber torpedeado los intentos de compra de bancos italianos por entidades de otros países de la UE, como la BNL por el BBVA. Berlusconi, hasta ayer, sólo había apelado a la conciencia de cada uno, pero en su opinión el Gobernador ya es 'incompatible con la credibilidad nacional'.
La anomalía italiana no está sólo en que Fazio disfrute de cargo vitalicio. Este episodio, uno más para restar credibilidad en los mercados a una Italia con la economía en recesión, sólo es la punta del iceberg. Italia ha perdido con los Gobiernos de Berlusconi buena parte de su crédito en Bruselas y casi toda su influencia como país grande y fundador. La Comisión Europea ha desenmascarado sus repetidos intentos de maquillar las cuentas públicas. La ineficacia de Berlusconi como presidente semestral de la UE fue una de las causas del primer tropiezo de la Constitución europea y, en otras ocasiones, el Gobierno italiano no dudó en tomar como rehén alguna iniciativa comunitaria: no admitió la armonización de la fiscalidad del ahorro hasta que se le rebajó una multa por superar la cuota lechera.
Las recientes previsiones del FMI para Italia no sólo son las peores de la zona, sino de todas las grandes economías. Una salida a esta crisis, vital para la credibilidad del país, va más allá de la defenestración de Fazio.