Madrid, capital del musical
'Víctor Victoria' y 'Maribel y la extraña familia' irrumpen en la cartelera
Una noche de hotel en un establecimiento de cuatro estrellas, dos días en Madrid y una entrada para el musical Hoy no me puedo levantar por 78 euros. æpermil;sa es una de las muchas ofertas de fin de semana con musical que cuelgan en internet y demuestran el creciente tirón popular del género. Simplemente, las agencias también quieren sacarle provecho. No en vano, este tipo de espectáculos recaudó 32 millones de euros en Madrid el curso pasado, el 75% de lo que se embolsaron todos los teatros de la red capitalina juntos. Y el 50% de los espectadores era de fuera de la ciudad. Porque el musical ha dejado de ser una moda para convertirse en una opción de ocio más. Este otoño, por ejemplo, al menos cinco súper producciones millonarias coincidirán en la cartelera madrileña.
Casualmente, los dos nuevos montajes de la temporada se estrenarán el mismo día, el 28 de septiembre, con un planteamiento bien diferente. El teatro Coliseum acogerá desde esa noche una versión de Víctor Victoria concebida para su protagonista, la reina del género, Paloma San Basilio. Pretende ser una versión más latina y rápida del filme protagonizado por Julie Andrews en 1982, bajo la dirección de su marido, Blake Edwards.
Maribel y la extraña familia, en cambio, es un intento de adaptar los patrones de éxito de Broadway al hacer español, gracias a un libreto de Miguel Mihura. Estará en el cartel del Teatro Nuevo Apolo hasta que 'no vaya más gente', según su director musical. Además, siguen representándose en Madrid Cabaret, Hoy no me puedo levantar y Mamma Mía.
A estas propuestas hay que sumar Tarantos, un musical sui generis, con aires flamencos, que se estrenará en el Albéniz este domingo. Inspirado en la película de Rovira Beleta que muchos tildaron de 'el Romeo y Julieta calé', fue protagonizada por Carmen Amaya y Antonio Gades en 1989.
Paloma San Basilio analiza el creciente éxito del género en su camerino del Coliseum, donde lleva ensayando ocho horas al día desde junio para preparar su papel de Victoria Grant, una cantante de ópera arruinada que se hace pasar por drag queen. Con el pelo recién cortado a lo garçon para interpretar las escenas de hombre, pregunta a su asistente personal: '¿Me queda bien, verdad?'. 'Muy elegante, Paloma', responde ella. Y el resto de los que están en la sala, periodista incluida, corroboran y se deshacen en halagos. Después del coqueteo, Paloma San Basilio empieza a contar su experiencia: 'Nuestro público es distinto del que va habitualmente al teatro. Atraemos a las salas a personas que nunca han ido a ver una representación. Buscan espectáculos glamourosos, con muchos bailarines, gente guapa, bien vestida y música alegre. Eso no se puede sustituir ni por el cine ni el DVD. Artistas que cantan, actúan, levantan la pierna hasta aquí (se señala por encima de la cabeza)'. San Basilio considera que han sido los musicales con menos presupuesto los que han retrasado el auge del género, después del éxito de Evita, protagonizado por ella misma en 1980, o Jesucristo Superstar, de su director, Jaime Azpilicueta.
Víctor Victoria, desde luego, presume de tener en su ficha a 40 actores, 20 músicos, 80 técnicos y 400 trajes nuevos, entre otros atributos de más de dos cifras. La otra producción que se estrena este mes, Maribel y la extraña familia, tampoco se ha apretado el cinturón. Su director musical, José Ramón Aguirre, adelanta que el presupuesto ronda los dos millones de euros. Aguirre lleva desempeñando distintos trabajos en el mundo del musical desde hace más de 30 años y coincide con San Basilio en que parte de su éxito se debe al derroche de medios. También reivindica su germen anglosajón: 'Nos guste o no, los inventores son los americanos'. Por eso, aunque han escogido una comedia de Mihura sobre un grupo de prostitutas españolas de los 50, la música 'no son chotis y pasodobles, sino algo con bastante influencia estadounidense'.
Daniel Mejías, representante de Stage, la productora de Víctor Victoria, Mamma Mia y Cabaret, apunta otros factores de éxito: 'Gastamos mucho más que el teatro convencional en marketing y publicidad porque queremos estar un año en cartel de media para amortizar gastos. Y en Cats gastamos 7 millones. Además, no producimos cualquier cosa, apostamos por grandes títulos y hacemos estudios de mercado para saber si van a funcionar. Conseguimos que mucha gente pise un teatro por primera vez y eso es una gran responsabilidad. Hay que lograr que repita'.
¿Broadway en la Gran Vía?
El Broadway madrileño es una expresión que se lee con frecuencia en la prensa para referirse al auge del musical en la capital, que suele programar sus estrenos más vistosos en los teatros de la popular calle madrileña. A pesar de la salud del género, la comparación resulta exagerada a ojos de los profesionales. 'Vamos bien, hay musicales que son buenos y otros que no tanto. Pero estamos lejos de Nueva York, Londres o Alemania. En Hamburgo, por ejemplo, un montaje tiene vendidas 300.000 entradas antes de su estreno. 'Eso no pasa aquí', explica Daniel Mejías, de la productora internacional Stage. Aun así, Madrid tiene algo a su favor: las capitales de provincia no cuentan con suficiente densidad de población como para llenar un patio de butacas durante, al menos, dos semanas. Tampoco sus teatros son lo suficientemente grandes como para alojar producciones tan abultadas. Al final, son los espectadores los que viajan a Madrid. Es significativo que la asociación de hoteleros concediera a Stage Entertainment un premio por contribuir a la promoción turística de la ciudad. Barcelona, en cambio, se interesa más por el teatro propiamente dicho que por los musicales, que duran poco tiempo en cartel. Ni siquiera los de producción propia han roto las taquillas.